Columnas
El machismo trajo consigo la normalización social y jurídica de la exclusión a los grupos hoy considerados en condiciones de vulnerabilidad, entre los que nos encontramos las personas que pertenecemos a la comunidad LGBTIQ+.
Generaciones enteras concibieron a las mujeres como un objeto al servicio del hombre blanco y heterosexual que creo las leyes para sí mismo. Fue hasta mediados del siglo XX en ese gran despertar combativo feminista cuando el paradigma comenzó a cambiar, las mujeres lucharon por el reconocimiento del derecho al trabajo, la propiedad y la participación en la vida democrática, sin embargo, seguían siendo ciudadanas de segunda en la sociedad y en los ordenamientos jurídicos que desde entonces establecieron para nosotras roles determinados como el cuidado del hogar, que va desde los padres, la pareja e hijos, vigentes en la cultura y en algunos ordenamientos que rigen nuestra vida en sociedad.
Pero ¿dónde estaban las mujeres de la diversidad sexual en ese momento? ¿qué pasaba con ellas?, respondería que lo mismo que pasa ahora, silenciadas y borradas porque no significa que no hayan existido, la orientación sexual de las personas en la historia de la humanidad ha sido tan diversa como la vida misma, nos ocultaron, nos negaron nuestra existencia por años.
Mucho se habla del ideal que supone la igualdad en nuestro país y en nuestra de la utopía, no hay político que no tenga la palabra igualdad en su discurso, pero, ¿verdaderamente sabremos qué significa garantizar la igualdad para todas las personas?, porque hablar de tratos iguales para todas y todos es un sueñocuando históricamente la sociedad ha estado organizada bajo condiciones de superioridad e inferioridad, una sociedad que asigna roles, preconcibe deberes y espera comportamientos determinados de acuerdo a la expresión de género, por ello es más aceptado socialmente ser un hombre gay que una mujer lesbiana o transexual, porque todo lo que tenga expresión femenina es menos y es débil, lo anterior se puede observar en los espacios que hoy ostentan las mujeres de la diversidad de toma de decisiones y representación, que en número son desiguales a los que ocupan los hombres de la comunidad, porque pareciera que la mayoría de ellos predomina su crianza heteronormada, en la que viven cómodos y de lo que no se quieren desprender.
Los avances en materia de derechos humanos han sido significativos desde la gran reforma de 2011 para México, el que nuestra Constitución contemple el principio de igualdad y no discriminación es insuficiente para atender a una realidad construida sobre cimientos estructuralmente desiguales. Por ello la esperanza esta puesta en la mujer que habrá de dirigir el destino de nuestro país, Claudia Sheinbaum ha contemplado dentro de los 100 pasos para la transformación, elaborar políticas públicas que tendrán por objeto erradicar las brechas que siguen excluyendo a las personas de la diversidad sexual, con ello brindar acceso a la vivienda, servicios financieros y sociales.
Andrea Gutiérrez