La reunión del G7 que integran: Estados Unidos, Japón, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Canadá e Italia, se realizó en unos de los momentos más complejos de las relaciones internacionales ya que temas como la pandemia del C-19, la vacunación, la crisis económica y la lucha contra el cambio climático, pasaron a un segundo plano ante la emergencia estadounidense, por un lado, la crisis en Afganistán y por el otro el avance de China y Rusia en el mundo, pero de manera muy especial en Europa.
Joe Biden desde Washington y Kamala Harris desde Asia buscan avanzar en una muy difícil realidad que vive en estos momentos la Casa Blanca.
Y el presidente estadounidense buscó tomar el control de la reunión…” Estados Unidos está de regreso en el contexto internacional” y convocó a los integrantes de esta reunión a prepararse para una dura competencia estratégica de largo plazo contra; China y Rusia, ante los abusos económicos de gobierno de Xi JinPing y las amenazas a la democracia vía la corrupción mediante los ciberataques orquestados bajo la complacencia de Vladimir Putin.
El alarmismo no es un camino que me guste transitar, sin embargo, no es exagerado señalar que estamos en un punto de inflexión, de retos globales y debemos estar muy atentos para evitar una guerra fría.
Estados Unidos llegó a esta reunión del G7 en busca de asegurar o fortalecer en la medida de su debilitada presencia internacional una alianza para enfrentar a China y Rusia en temas tan complejos y de múltiples aristas como lo son: el comercial, el tecnológico, el geopolítico, sobre todo cuando se vive una profunda división y polarización interna con un Congreso que no siempre esta a su favor y con un primer circulo de colaborados que parecen no estar respondiendo a las promesas de campaña.
El Secretario de Estado, Antony Blinken, no ha respondido a las exigencias de su encargo y es sin duda uno de los personajes centrales, pero sobre todo responsable de la situación en Afganistán ya que todo indica no previó las consecuencias de primero sacar a las tropas militares y después a los miles de sus ciudadanos y aliados. Nos referimos a las políticas y acciones que han implementado para detener el avance de China y Rusia en el contexto internacional, pero principalmente en Europa, podemos entender en parte por qué los Estados Unidos viven momentos de gran tensión y sobre todo de preocupación mundial.
Y para finalizar este “coctel estadounidense” la curva de aprendizaje que está viviendo la vicepresidenta, Kamala Harris, aún parece largo y con muy poca ayuda a su jefe que parece sumar más problemas que los que puede resolver”.
@ncar7