Muchos saben que soy una persona que gusta del cambio, que la rutina difícilmente me atrapa y que lo novedoso llama siempre mi atención. Con eso sabido, hace unos años pedí a la vida me permitiera vivir en un lugar diferente a la CDMX (a pesar de mi amor por ella) en un ánimo de crecer como ser humano.
Y la vida siempre bondadosa conmigo me lo concedió. Una oferta de trabajo me llevo a las tierras de Conin, donde descansa el tercer monolito más grande del mundo, de donde es originaria la muñeca mexicana Lele, el de los atardeceres mágicos y las lunas majestuosas, donde los viñedos tornan de colores vivos al semi desierto: Querétaro.
Hoy, nuevas oportunidades se presentan para mí, de nuevo en la CDMX. Quiero aprovechar estas líneas para agradecer por mi vida queretana, pues Querétaro siempre fue noble conmigo. Si bien, como buena chilanga, sentía que había cosas que me faltaban, o me desesperaba por la forma de manejar de algunos compatriotas, o me extrañaban algunas conductas de los locales, la verdad es que en Querétaro de vive muy bien.
De Querétaro me quedo con lo más bonito, los seres vivos que me regaló. Amigos que sé que llegaron para quedarse; familia que siempre estuvo ahí para apoyar y celebrar; colegas con quienes liberé batallas y disfruté triunfos; mi equipo de corredores, con el que los kilómetros son más dulces y los pasos más fuertes; mis vecinos amables y cálidos; mi señora de apoyo en casa, siempre fiel; mis artesanas, a quienes seguiré apoyando, y; mis gatos, esos pequeños seres que llegaron con su peludo amor a cambiar mi vida.
Pero esta columna es gastronómica, así que aquí les dejo mis lugares favoritos de la ciudad de Querétaro esperando pronto volver a ellos.
Atocha. Un lugar lindo para estar, con muy buen servicio. De ahí, mi recomendación es la crema de betabel con pistache y los ceviches.
Hacienda Laborcilla. El lugar como tal es una chulada. Aunado a ello, los cocktails son bastante buenos y su comida también. Ahí los tacos de escamoles y los de lechón valen toda la pena junto con el eclaire de chocolate.
Emilio’s. Aquí elaboran mi pizza favorita de pepperoni. Hechas a la leña, delgaditas pero consistentes, con abundante pepperoni y un delicioso extra queso chihuahua, esta pizza es tan buena, que yo sola puedo comerme una entera.
Te amo café. Sus chilaquiles en torre, redondos, son los mejores. Con una consistencia crujiente, salsa pocosita pero amable y una buena ración de proteína, estos chilaquiles, además de ser deliciosos, tienen una hermosa presentación.
Oliva. Los desayunos de este lugar son bastante buenos y el servicio de primera. Cualquier huevo preparado u omelette es garantía.
Cervecería Hércules. Icónico espacio de la ciudad, su versatilidad y variedad de cerveza es referente para estar ahí. La pizza de queso y cebolla es maravillosa, los sopecitos con tuétano también, y si los acompañas con una buena cerveza, la mezcla es espectacular.
Gracias Querétaro por estos más de 3 años. Gracias a quienes hicieron de mi vida queretana una etapa más bonita que recordar. Queretalove, te quedas en mi corazón.
¡Buen Provecho!
Amante del Buen Comer