Sostuve una pequeña plática con Paloma Solórzano Arias, una mujer activa en las políticas de nuestro estado de Michoacán, con la que hemos coincidido en muchas jornadas, ejercicios y proyectos de cara a la participación de los procesos electorales a priori. Finalmente, hubo una fuerte convicción que nos ligó a ambos: el liderazgo de Cristóbal Arias Solís y nuestra simpatía por su movimiento de Unidad, Conciliación y Esperanza que abanderó en las pasadas elecciones.
Ese fue, quizá, el principal eje que nos ayudó a captar la simpatía por un mismo proyecto al que, abiertamente, decidimos participar y coadyuvar sin tapujos ni simulaciones. Su propuesta de trabajo formó, en su etapa electoral, la remembranza histórica de la lucha democrática del país. Cristóbal Arias es un político que admiro y respeto. Su capacidad y su perseverancia, me empujaron a entender el extenso bagaje de su historia y su participación activa de la mano del presidente López Obrador.
En fin, mucho contenido que revive una etapa muy satisfactoria en mi vida. Si bien no se ganó la gubernatura, se entendió perfectamente que mantenemos una fuerte convicción por las políticas públicas de transformación del país. Por ello, nacen nuevos escenarios y proyectos a futuro; llegan etapas de organización, pero también, de profesionalización de acciones que nos motivan a comprender el fondo de las necesidades de la ciudadanía, lo mismo, en la gobernabilidad como un mecanismo que proporciona un equilibrio para construir un mejor clima de desarrollo en distintas materias.
Por ello busqué a Paloma Solórzano Arias, referente de la juventud en Michoacán y mujer, que tuvo la oportunidad de asistir al primer encuentro de formación legislativa: uno de esos aspectos que llaman poderosamente la atención por la dimensión. Creo firmemente que esa etapa que atravesaron los participantes que tuvieron la chance de escuchar a Ricardo Monreal como el gran anfitrión del evento, quedaron muy satisfechos. De hecho, esa fue la lectura de Paloma.
Hubo una mezcla de madurez, experiencia y conocimiento, y la aportación de ideas vanguardistas e innovadoras de la juventud: una combinación que nos puede llevar a la práctica a fin de asumir un mejor rol, tanto en las tareas legislativas, como sociales.
El papel de los jóvenes es primordial, es más, muy fundamental para el desarrollo del país. Qué mejor que esas tareas, se compartan de viva voz de los protagonistas. Y es que no podemos apartarnos de ese quehacer; además de que, en nuestra actualidad, hay un motor fuerte de inspiración democrático de manos del presidente López Obrador; por ello, todas las acciones de corte legislativo tienen un valor incalculable.
Además de profesionalizar a los nuevos cuadros y generaciones que vienen empujando, fortalece su visión para tomar mejores decisiones; asimismo, desarrolló un sentido más amplio en la forma y estilo de participar en las tareas con las que es importante contar con nuestra opinión, organización y trabajo en equipo.
Actualmente vivimos en un país donde se han comenzado a construir las bases de gobernabilidad y una democracia en la que, verdaderamente, se haga valer la decisión de los ciudadanos. Sin embargo, qué mejor manera de que los jóvenes adquieran mecanismos e instrumentos que mejoren esa práctica; hay iniciativa, motivación y muchos jóvenes son emprendedores. Por esa razón, la formación es un elemento inherente a la participación política que amplié la integración de una nueva visión más propositiva y, que al final, rinda frutos a fin de alcanzar nuestros objetivos.
Muy positiva la plática que sostuve con Paloma Solórzano Arias, mujer que tuvo la oportunidad de asistir y, que reflexiona con un servidor, la importancia de construir mejores escenarios y en la que involucran la participación de los jóvenes como pieza clave. Enhorabuena.