Ya son más de 20 años de una institución que desde sus inicios ha contribuido al fortalecimiento de la democracia y la cultura cívica de nuestra ciudad. Y son más los logros y aciertos que han ido ampliándose poco a poco en todo este tiempo. El Instituto Electoral de la Ciudad de México brinda certeza a las y los capitalinos en el reconocimiento del derecho a votar y ser votado, pero también, en los procesos de participación ciudadana.
Este año nos encontramos con dos escenarios adversos; el primero, la disminución presupuestaria nos impuso modificaciones de fondo que nos obligó a transitar por caminos sinuosos y con obstáculos, pero respondimos acorde a nuestra condición de ser un organismo público autónomo que goza de la confianza y el respeto de la ciudadanía por ejercer su autoridad con apego a los principios rectores de la función estatal electoral.
El otro escenario y quizás más delicado quizás, fue que en cumplimiento al decreto por el que el Congreso de la Ciudad de México aprobó reformar el Código de Instituciones y Procedimientos Electorales capitalino, nos ordenó formular una propuesta de reforma a la estructura orgánica y funcional del IECM, eficiente y moderna, observando los principios de racionalidad, austeridad, transparencia, eficacia y rendición de cuentas.
La renovación exigía la revisión profunda, seria y responsable de diversas áreas de nuestra configuración institucional, fortaleciendo unas, cancelando otras y, al mismo tiempo, abriendo nuevos cauces y formas de relación entre el Instituto y la ciudadanía. No hemos vencido en su totalidad a la crisis. Pero no estamos ni con mucho por la crisis vencidas y vencidos. La reestructuración del Instituto Electoral ha trascendiendo la dimensión coyuntural. Su tamaño se está ajustando a lo que en realidad puede sostener sin perder la responsabilidad de garantizar el desarrollo óptimo de sus funciones sustantivas.
Y así derivado del análisis y evaluación que llevamos a cabo, elaboramos el proyecto de reestructura organizacional que implica la reducción de 57 plazas en áreas estratégicas como Género y Derechos Humanos; Fiscalización; Vinculación externa; y coordinación de Órganos Desconcentrados, incluyendo la Contraloría Interna, lo que representa un ahorro aproximado de 43 millones de pesos anuales.
Este nuevo diseño de estructura orgánica nos permitirá cumplir las responsabilidades, funciones y atribuciones, en un marco delineado por principios de racionalidad, austeridad, transparencia, eficiencia y rendición de cuentas, conforme a lo establecido en las leyes y normas locales.
Tenemos la firme convicción de ser resilientes de todas las invasiones a la autonomía institucional y al mismo tiempo, ratificamos nuestro compromiso en mantener los niveles de satisfacción que hemos alcanzado. Gracias a todas y cada una de las personas que colaboraron en el crecimiento de la cultura democrática de la ciudadanía capitalina.