Francisco Castellanos
A don Héctor Fix-Zamudio lo descubrí -nunca tuve el honor de ser su alumno en aula- cuando estaba escribiendo mi tesis de licenciatura -año 2000-, porque mi director sugirió que ampliáramos la consulta sobre el amparo en México más allá de la escuela Burgoa. Fue así como llegué a Ensayos sobre el derecho de amparo.
Después de ser un decantado pupilo de la escuela Burgoa, descubrir la perspectiva de Fix-Zamudio me deslumbró. Encontré un inusual estudio profundo de la naturaleza del amparo desde una técnica comparatista -no regular en Burgoa o cualquier otro tratadista mexicano sobre el amparo -, mediante la cual el maestro Fix analizaba a teóricos como Galeotti, Baker, Schwartz, Esposito o Horn, entre muchos otros.
Mi admiración por el maestro Fix creció cuando durante los años de maestría y doctorado en Europa, el mítico -para los alumnos salmantinos de derecho- profesor José Luis Cascajo confesara en sus clases de teoría de la constitución que uno de los juristas más serios de Latinoamérica a quien él había estudiado para comprender el amparo como figura de control y protección de derechos fundamentales en España, había sido Fix-Zamudio. Entonces me di a la tarea de estudiar la obra del maestro.
A mi vuelta a México quise conocerlo personalmente y tuve la oportunidad de tratarlo en diversos foros en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Mi concepto y admiración por el maestro creció aún más, pues en corto encontré a un jurista modesto, noble, íntegro y franco como pocas veces se encuentra en personas con esa talla intelectual.
Fix-Zamudio rechazó ser ministro de la Suprema Corte de Justicia. El motivo: su vocación era la academia. Mientras otras personas darían su vida por llegar al cargo más honroso al que puede aspirar un(a) jurista, el maestro prefirió seguir escribiendo teoría jurídica y dejar un legado imponente para las generaciones venideras.
Solía decir de sí mismo: “escucho hablar de un personaje que yo no conozco, me atribuyen capacidades extraordinarias, facultades de renovar el derecho mexicano y muchos otros epítetos que no creo merecer… …son los que le atribuyen a un personaje que no conozco pero que hablan de él y dicen que soy yo.”
Constructor de instituciones, al maestro Fix debemos, en gran medida, el surgimiento de la CNDH, la reingeniería de la Corte y del CJF, la renovación de la Ley de Amparo y el impulso del control de convencionalidad en México que lideró desde la presidencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. En el ámbito académico fue fundador del entonces Instituto de Derecho Comparado, antecedente directo e inmediato del IIJ-UNAM y miembro destacado del Colegio Nacional.
Liberal prudente, genio y maestro único y uno de los juristas hispanoamericanos más importantes del Siglo XX, a quien debemos honrar estudiando y difundiendo su obra entre las nuevas generaciones, para que su legado no se pierda jamás.
¡Buen viaje maestro!