Al sur de Hungría se encuentra una pequeña ciudad con el impronunciable nombre de “Hodmezovasarhely” (44 mil habitantes), la cual salto la semana pasada a las primeras planas de la prensa europea porque su alcalde, el economista conservador Peter Marki-Zay (49 años), se impuso de manera inesperada en las elecciones primarias celeradas por los seis principales de oposición al gobierno del autoritario Viktor Orbán: el Partido Socialista, las izquierdista Coalición Democrática, el grupo “Diálogo”, el partido liberal Momentum, los verdes y el nacionalista de derecha Jobbik. Pese a tan variopinta coalición, cuyos integrantes defienden principios a menudo antagónicos, esta es la única forma plausible de derrotar a Orbán. Se vislumbra, por primera vez, una posibilidad real de poner fin al dominio del populismo de derecha en Hungría. La lista unificada opositora tiene en las encuestas un 39 por ciento en intención de voto y está empatada con el partido del primer ministro.
Marki-Zay, católico practicante padre de siete hijos, es considerado un outsider en la política. Utiliza las formas y el lenguaje comunes a los populistas. “Yo no soy un político típico, los electores, en especial los jóvenes, me han apoyado porque hablo claro y digo la verdad”. También ha aprendido a dominar las redes sociales, sobre todo para contrarrestar sin miedo y con mensajes contundentes e incluso radicales las campañas sucias y desinformadoras del gobierno. Es un jugador sin partido capaz de decir cosas nuevas y sorprendentes en contra de la lógica política convencional. También tiene una muy significativa presencia ante el electorado rural, y el voto del campo será clave. Todo esto resulta atractivo en un país cansado de las disputas entre lo líderes de siempre. Incluso alguna vez fue simpatizante de Orbán, pero se desilusionó ante tanto autoritarismo y corrupción. Ahora aspira a ganar las elecciones legislativas a celebrarse el próximo abril defendiendo la democracia, el Estado de derecho y la integración europea.
Unir a todos los votantes de la oposición para apoyar a un candidato común será un gran reto, y ya no se diga formar una coalición de gobierno en caso de triunfo. Pero solo un político atípico como Marki-Zay puede hacerlo. Y la victoria no está garantizada, un tema muy explosivo será el de la inmigración, donde las opiniones de Márki-Zay son poco conocidas. Orban, decidido antiinmigracionista, buscará hacer de ésta una cuestión central de campaña.
Las lecciones del alcalde de Hodmezovasarhely son claras para quienes, en otras latitudes, enfrentan a populistas. Una oposición olvida sus diferencias y celebra una elección primaria abierta para designar a su candidato. Gana un personaje sin antecedentes entre los partidos tradicionales, demócrata inequívoco, conservador, con fama de honesto y discurso franco a tono tanto con los jóvenes urbanos como con las zonas rurales.