En las últimas semanas, Irán ha sido sede de distintas manifestaciones en todo su territorio, mismas que se desataron tras el asesinato de Mahsa Amini, una joven iraní que fue detenida el pasado 13 de septiembre en Teherán por no usar correctamente el velo que cubre la cabeza y el pecho de las mujeres en aquel país, mejor conocido como Hiyab, es decir, por no cumplir las leyes del código de vestimenta islámico en público.
Mahsa Amini falleció tres días después de ser detenida y golpeada por la Policía de la Moral, cuya función es vigilar a toda la población femenina, mujeres y niñas, para examinar detalladamente su vestimenta. El castigo de no acatar las reglas del régimen islámico puede ser desde la detención, encarcelamiento, multa o hasta tortura por estar cometiendo un “delito”, ya que están obligadas contra su voluntad a cubrirse el pelo con un velo, mientras que las que no lo hacen, son consideradas delincuentes por el Estado.
Desde la muerte de la joven, las mujeres han protestado en las calles durante semanas mostrando su valentía y liderazgo para romper con un régimen del cual han sido sometidas desde 1979 a raíz de la revolución islámica en Irán. De acuerdo con grupos de derechos humanos, más de 150 personas han muerto desde el 17 de septiembre, cuando comenzaron las protestas en Irán. Mientras que el máximo órgano militar ha ordenado “reprimir con severidad” a aquellos que salen a manifestarse y se han documentado constantes y generalizadas acciones de tortura por parte de las fuerzas de seguridad, de acuerdo con Amnistía Internacional.
En esa región, las leyes reprimen a las mujeres y es considerado como un símbolo de su cultura, es reconocida como una sociedad extremadamente conservadora y como consecuencia del hartazgo de las mujeres, hoy se vive uno de los más importantes movimientos en los últimos años para exigir que sean respetados sus derechos que por muchos años han sido ignorados. En medio de las manifestaciones, las mujeres iraníes han quemado su Hiyab y se han cortado el pelo; también lo han hecho mujeres de otras partes del mundo como un símbolo de solidaridad.
A pesar de las amenazas del Estado con el riesgo de ser detenidas y violentadas, las mujeres se muestran fuertes y han decidido continuar expresando su descontento con las normas. Hoy, Irán, junto con otros países musulmanes como Arabia Saudita, Malasia o Afganistán son una limitante para que las mujeres puedan vivir en libertad y violan distintos derechos como la libertad de expresión y derechos a la igualdad.