Trabajar en casa se ha vuelto no sólo una opción, sino, una forma de vida para millones de personas en el mundo. La pandemia que aún vivimos nos ha mostrado que muchas cosas están tan cerca como el apretar un botón de cualquier dispositivo conectado a internet.
Hoy precisamente me quiero referir a una situación particular que se está registrando en la frontera México-Estados Unidos, entre California y Baja California.
Desde hace 50 años, estadounidenses retirados comenzaron a buscar una alternativa económica para pasar sus últimos años y, encontraron en las playas de Baja California y Sonora una opción de residencia permanente, donde el tipo de cambio favorecía su poder adquisitivo y el valor en general de las propiedades les permitiría adquirir alguna.
El rápido crecimiento urbano, el narcotráfico y la inseguridad, los fueron desalentando a emprender el cambio para vivir en México.
Sin embargo, la pandemia ha cambiado la realidad de la zona Tijuana-Rosarito, en parte por los altos precios de las propiedades en California y por la escasez de vivienda, sumado al apetito de inversionistas y desarrolladores de ambos lados de la frontera que han generado un desarrollo inmobiliario inesperado.
Y es que, una casa de interés medio para una familia en San Diego, por ejemplo, llega a superar los 1.3 millones de dólares y un condominio en las playas de Rosarito ronda los 320 mil dólares. Y bien dirás, pero es que un lugar en nada se parece al otro, ciertamente, pero se ha detonado un crecimiento inmobiliario sorpresivo.
Especialistas en bienes raíces atribuyen este fenómeno en gran parte a los nómadas digitales que buscan las mayores y mejores comodidades para trabajar e incluso residir temporalmente a un menor costo. Demandan un lugar tranquilo, seguro y con una buena conectividad, lo demás, viene siendo lo de menos.
Estadísticas de la asociación de agentes inmobiliarios señalan que el 92 por ciento de quienes buscan vivienda en los últimos doce meses entre Tijuana y Rosarito son visitantes de California.
El 75 por ciento de ellos tienen edades entre: 45 y 65 años. El 60 por ciento busca una segunda vivienda con intención de usarla en fines de semana o rentarla mientras se jubila o se muda definitivamente.
Más de la mitad de los compradores desea adquirir casas o condóminos ya terminados, el 53 por ciento con intención de remodelar y sólo el 4.2 por ciento prefiere comprar terrenos para construir.
Vale recordar el libro de Marshall McLuhan, el primer teórico que en 1964 habló de Aldea Global en su ensayo «Understanding Media: The Extensions of Man, donde nos habla de una reunión multitudinaria de aficionados y profesionales de la informática que buscan intercambiar conocimientos y realizar todo tipo de actividades informáticas.
Quedamos atentos.
@arnc7.