Columnas
PARECIERA QUE no existe un plan de riesgos económicos para quienes han impulsado los cambios a la Constitución y han abatido y sometido al Poder Judicial al dominio del Ejecutivo con la mirada y mano complaciente del Legislativo.
Quizá sí saben que lo que puede ocurrir, pero no le interesa atajar o desviar las consecuencias. Hay vidrios y tachuelas por todas las avenidas donde caminará el país en los próximos años. El principal riesgo económico es que el TMEC quede anulado por lo que habría que conseguir un socio comercial importante que podría ser China.
Otro peligro latente puede ser la eliminación del grado de inversión que podría ocurrir, tras el nacimiento de la “supremacía constitucional” que dejaría a México fuera del radar de inversionistas de EU, Canadá y Europa. Supongo que hay un plan “B” del gobierno y los chinos o millonarios de países árabes serían los sustitutos, pero es una idea descabellada y casi imposible de lograr. Probablemente, México deba contratar a otras calificadoras sin tanta experiencia y prestigio para que contradigan a las que nos despojen del grado de inversión.
El tema de la deuda soberana es un problema que podemos dejar a las generaciones futuras. No importa que ya ronde los 17 billones de pesos, la estrategia es seguir con las emisiones de valores gubernamentales y que los ricos (banqueros y empresarios) presuman sus ganancias sin actividad productiva, mientras las tasas de interés se mantengan elevadas.
El único problema que se percibe en el horizonte es la llegada del próximo presidente o presidenta de EU y sus discursos contra México, pero para eso podemos recurrir a los subrayados sobre la soberanía y no intromisión en la vida política de México.
La economía sigue débil, el empleo informal aumenta y el crimen organizado mantiene una guerra sin cuartel. Ante eso, el discurso que predomina es que todo marcha bien.
Vientos de tempestad soplan sobre el territorio mexicano.
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EN EL Estado de México es un grito a voces que Bernardo Barranco, director del Sistema Mexiquense de Medios Públicos (SMMP), pronto podría ser nombrado embajador de México en El Vaticano, lo que sería un acierto dada su formación como sociólogo del Catolicismo Contemporáneo por la Escuela de Altos Estudios Sociales de París y presidente del Movimiento de Estudiantes y Profesionistas (MEP) de la Acción Católica Mexicana (ACM).
Colegas de la entidad señalan que, a más de un año de su llegada como timonel, urge la salida de Barranco de SMMP, o canal 34 como se le conoce, porque ha trabajado para ser embajador y ha mostrado poco conocimiento como director de un importante medio público.
Comentan que la queja cotidiana de Barranco es que no le alcanzan los 400 millones de pesos de presupuesto que le dieron este año para dirigir al SMMP.
En los corrillos del 34 comentan que desde el gobierno de AMLO le debieron dar la representación de México en El Vaticano, pero se equivocaron de Barranco y el designado fue Alberto no Bernardo.
Dentro y fuera de Mexiquense están ansiosos para que ya lo designen en la embajada que quiere y suelte las riendas del 34, antes de que la televisora y radiodifusora corra la misma suerte que Notimex y Barranco, cual Sanjuana Martínez, le eche la culpa a los trabajadores o malosos de su mismo grupo por meterle zancadillas todo el año.
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Periodista
Director de RedFinanciera
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