El pasado domingo culminó el mundial de Catar con la que para muchos es llamada la mejor final de la historia en la que se enfrentó la Argentina de el mítico Lionel Messi en contra de la Francia del niño dorado del futbol Kilyan Mbappé. La fiesta grande se definió después de más de dos horas de desgaste físico desde los temidos once pasos. Con un magistral cobro de Gonzalo Montiel, Argentina consiguió bordar su tercera estrella en el escudo que se encargaron de engrandecer hombres como Kempes, Passarella, Valdano, Ruggeri o el Dios del fútbol Diego Armando Maradona. En lo deportivo fue una joya que los amantes del futbol atesorarán en sus más profundos recuerdos y es que ver a una Argentina ser empatada de una ventaja de dos goles que mantuvo durante 79 minutos fue una hazaña que metió a Mbappé a los anales del futbol como el futbolista que más goles ha encajado en una final además de acercarlo a un récord que parece nadie le arrebatará como el máximo goleador de la historia de copas del mundo, todo esto a sus 23 años. Y si le añadimos a lo anterior que todavía metió un tercer gol en tiempos extra además de acertar su penal dotan de misticismo esta historia que nos contó la final Argentina versus Francia. Cuando esta historia parecía ser un cuento de hadas para el futuro mayor goleador de la historia de los mundiales hubo una variante en esta ecuación que cambiaría todo, con esto me refiero al factor "Messi" que como bien sabemos el astro rosarino anunció que Catar sería su quinto y último mundial por lo que esta noticia motivó a un país que vive y ama el fútbol más que cualquier otra cosa. El factor Messi se sintió en un encuentro que para cualquier otra selección del mundo después de ser empatada en dos ocasiones se habría desmoralizado pero al tener la última oportunidad de llevar a su capitán a la gloria eterna dieron lo último que les quedaba con tal de que Messi se sentara en la mesa de Maradona, Pelé y demás cracks que han alzado la copa mundial. Por lo deportivo Argentina es una selección capaz de toda la admiración sin embargo el problema entra cuando vemos las actitudes de soberbia del "Dibu" Martinez que hizo canticos en contra de Mbappé además de celebrar de una forma vulgar el guante de oro. Incluso Messi pateó una playera de México en el vestidor después del juego que disputaron y el Dibu rechazó un sombrero de charro de un aficionado mexicano en medio de ofensas. Al final la grandeza es algo que pocos tienen y no se gana solo en un partido de futbol.