Columnas
Por Erika Solorio, activista de derechos humanos, asesora política, comunicóloga social. Mtra. Administración y Políticas Públicas con Enfoque en Gestión Política.
El descuido y el deterioro en diversos ámbitos, puede provocar distintas problemáticas para los seres humanos, así lo afirma la Teoría de las Ventanas Rotas del profesor Philip Zimpardo de 1969. Las ventanas rotas deben de repararse.
La Convención sobre los Derechos del Niño es un tratado internacional de las Naciones Unidas, adoptado el 20 de noviembre de 1989. Es el instrumento de derechos humanos más ampliamente ratificado en la historia y establece una serie de derechos fundamentales que deben ser garantizados a todos los niños y las niñas, sin discriminación alguna.
Tiene derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales que son fundamentales para el bienestar y el desarrollo de las niñas y los niños. Todos y todas tienen derecho a la no discriminación, el derecho a la educación, el derecho a la protección contra la violencia y el maltrato, entre otros.
Si estos derechos humanos de la infancia fueran respetados, no fueran violentados, posiblemente tendríamos menos reformatorios a nivel mundial.
Los reformatorios, también conocidos como centros de detención para menores o centros de corrección juvenil, son instituciones destinadas a rehabilitar a jóvenes que han cometido delitos y a ayudarles a reintegrarse con éxito en la sociedad.
Cuando se trata de reformatorios y derechos humanos, es fundamental asegurar que se respeten y protejan los derechos fundamentales de los menores involucrados.
Era el 14 de diciembre de 1990, cuando se pusieron en marcha las Directrices de las Naciones Unidas para la prevención de la delincuencia juvenil.
Hace más de 33 años se instó a diversos actores a prevenir y mejorar la calidad de vida de la niñez y la juventud del mundo.
Se recomendó:
“La creación de oportunidades, en particular educativas, para atender a las diversas necesidades de los jóvenes y servir de marco de apoyo para velar por el desarrollo personal de todos los jóvenes, en particular de aquellos que están patentemente en peligro o en situación de riesgo social y necesitan cuidado y protección especiales”.
Los medios de comunicación, la televisión y el cine deben reducir “al mínimo el nivel de pornografía, drogadicción y violencia en sus mensajes y den una imagen desfavorable de la violencia y la explotación, eviten presentaciones degradantes especialmente de los niños, de la mujer y de las relaciones interpersonales y fomenten los principios y modelos de carácter igualitario”, (ACNUDH 1996-2024).
Fue hace más de 33 años…
Los derechos humanos de todas y todos tienen que ser garantizados, la sociedad en general debe de coadyuvar para que exista un avance significativo en la calidad de vida de las personas.
Las ventanas rotas deben de repararse… Por el bien común.