*Sin embargo, los “Fobaproas” del planeta están listos para evitar la implosión de las instituciones financieras
La crisis de los bancos, que empezó en Estados Unidos con el colapso del Silvergate Bank, el Silicon Valley Bank y el Signature Bank, emigró al continente europeo engulléndose al Credit Suisse Bank y poniendo en grave riesgo la semana pasada al Deutsche Bank.
Tal como sucedió con el repunte inflacionario global, cuando los bancos centrales del planeta negaron el repunte señalando que se trataba de un “fenómeno transitorio”, y que después tuvieron que aceptar que de transitorio no tenía nada, no sin antes llegar incluso al absurdo de tratar de redefinir la palabra “transitorio”, en un ejercicio que envidiaría la mismísima Real Academia de la Lengua Español. Así ahora trató de negarse la crisis bancaria global.
Pero hoy fue distinto, lo que sucede es que este tipo de crisis se refleja casi de inmediato, a diferencia del fenómeno inflacionario que tiene un proceso más extenso.
Pero, los bancos centrales industrializados y los gobiernos no pudieron soportar por mucho tiempo la presión de los capitales.
A golpe de billete han intentado sofocar lo que ya es una crisis global, tan solo el llamado “balance de la Fed”, es decir el estado financiero donde consigna sus activos y pasivos monetarios, se han visto incrementado en 300 mil millones de dólares en las dos semanas recientes, todo reflejo de la intensa crisis y el masivo desembolso monetario que debió realizar para mantener la estabilidad del sistema financiero estadounidense.
Después, apenas este sábado la ministra de Finanzas de Suiza defendió con vehemencia la reciente fusión express de los dos mayores bancos del país, por llamarla de alguna manera ya que en los hechos se trató de la venta a precio de ganga del Credit Suisse al UBS, por 3,250 millones de dólares, apenas la cuarta parte del valor de los activos del banco vendido.
La funcionaria suiza argumentó que el uso de una ley de emergencia era necesario para estabilizar la situación. Karin Keller-Sutter reconoció que “Credit Suisse no habría sobrevivido al lunes", con lo que, dijo, era necesario encontrar una solución rápida a los problemas de la entidad.
Tiene razón la ministra suiza, tiene razón Janet Yellen, la secretaria del Tesoro estadounidense al justificar también el pago indistinto a todos los depositantes y ahorradores del colapsado Silicon Valley Bank, indistintamente del monto, ya que estaba de por medio la estabilidad del sistema bancario.
Lo que es inocultable es la crisis en la que está el sistema bancario global, esto ya es una crisis global; con toda seguridad los gobiernos evitarán, a golpe de billete, que los bancos se hundan, porque con ellos se hundirán las economías y el mundo entero.
Si algo puede llevar al mundo no solamente a una Gran Recesión sino a una Gran Depresión, tal como sucedió en 1929, es justamente el colapso de los sistemas bancarios, es decir de los medios de pago, de los vehículos financieros y monetarios que mueven al mundo, eso no lo puede permitir ningún gobierno.
Pero los costos serán mayúsculos y muchos de ellos nos conoceremos con el paso de los años; el rescate de los bancos no significa que evitarán su crisis y, sobre todo, su consolidación, es decir un proceso por medio del que seguramente serán depurados varios de ellos.
Por ejemplo, ¿de dónde salen los miles de millones de dólares para rescatar a los bancos?; no hay que ir muy lejos para saber la respuesta.
Esos recursos multimillonarios que solamente en la Fed ya representan la friolera de 300 mil millones de dólares, únicamente pueden salir de dos lados: recursos públicos y/o impresión de dinero.
Cualesquiera de los dos generan consecuencias y tienen costos; el uso de recursos públicos representa un esfuerzo monumental del gobierno en cuestión, el desvío de recursos que se deberían utilizar en otros rubros de la economía, o el gasto del ahorro nacional, entre otras cosas. Todo lo anterior, sin olvidar el costo político que inevitablemente se paga, y si alguien lo duda que le pregunte a quienes tomaron la decisión del rescate bancario de 1995 en México.
Si los multimillonarios recursos salen de la impresión de dinero nuevo, hay también muy malas noticias.
Por ejemplo, la inflación no va a ceder tan fácilmente, más dinero circulante es igual a más inflación, además de que las tasas de interés serán altas por más tiempo del deseado, con sus efectos sobre la economía real.
No, no estamos ante un problema transitorio en el sistema bancario global, es una crisis bancaria global; a diferencia de otras épocas, los gobiernos y los bancos centrales no permitirán la implosión de las grandes instituciones, seguramente si la semana siguiente los mercados vuelven a darle la espalda al Deutsche Bank el gobierno alemán meterá las manos para salvarlo, el banco es demasiado grande para quebrar, pero demasiado chico para no hacer nada y simplemente inyectarle dinero.
¿Y en México? Bueno, ahora nuestro sistema bancario es uno de los más sanos del mundo, sin que ello signifique riesgo cero; ¿y porqué es tan sano? Porque en su momento hubo quienes tomaron las decisiones adecuadas sin temor al costo político que pagaron; después de todo, al parecer el Fobaproa no fue el “monstruo” que nos vendieron para acceder al poder. Los bancos centrales del mundo y los gobiernos industrializados han hecho exactamente lo mismo.