Armando Hernández
El pasado 12 de julio se celebró en nuestro país el Día del Abogado. Como pocos gremios, el de los abogados aprovecha la celebración para enfatizar la importancia y el valor de la profesión.
Esta fecha fue elegida debido a que, precisamente, el 12 de julio del año de 1533, la Real y Pontificia Universidad de México abrió sus puertas a la primera cátedra sobre Derecho en toda América ("Prima de Leyes Instituta"), a cargo del Lic. Bartolomé Frías de Albornoz.
En ese día, desde hace algunos años, las redes sociales se llenan de imágenes y memes que parecen indicar que gran parte de los profesionales del derecho se sintieran algo así como seres superiores, o bien, también se inundan de "chistes" como el de los abogados y los plátanos, o el que los compara con canguros (entre otros) así como el famoso meme de los Simpson (¿te imaginas un mundo sin abogados?) que buscan denostar el perfil del abogado moderno.
Celebrar el día del abogado significa decir con orgullo: "soy abogado." Pero ¿qué hacemos realmente los juristas cada día para llevar ese orgullo a nuestra profesión? ¿Qué le aportamos a las personas, a la sociedad, y a nuestro país? ¿Cuál es la función social del abogado?
Los abogados tenemos hoy en día la gran oportunidad de rescatar, como gremio, la buena imagen y el prestigio de nuestra profesión. Antes, el abogado era visto como un letrado, como un profesional al cual acudir para que te ayudara a exigir justicia, a defender tus derechos. Un progresista y libertario. Luego, se transformó en el leguleyo, el transa, el que tuerce la ley para sacar ventaja y salirse con la suya (abogánster). El conservador, el que justifica la opresión y hasta se beneficia de ella. Conocer la ley y desviarla hacia intereses personales nos ha ganado mala fama como gremio, pero sin duda estamos llamados a ir más allá, a convertirnos en científicos sociales, y rescatar nuestro papel histórico en la búsqueda de la justicia social.
El abogado que no se preocupa por su función social, sirve simplemente como un "técnico" del derecho. Un mero autómata, aplicador de la ley, en el mejor de los casos.
La nuestra es una de las profesiones con mayor demanda. Cada año egresan del sistema educativo miles de nuevos profesionales del Derecho.
En lo personal, no me siento tan orgulloso de mi profesión como abogado, a diferencia de muchos de mis colegas y amigos. Creo que el gremio tiene una enorme responsabilidad que no hemos cumplido cabalmente. Somos los primeros obligados en respetar y hacer respetar la ley.
Flor de Loto: Es importante reflexionar, ¿para qué somos abogados, y cómo queremos, como gremio, como profesión, formar parte de nuestra sociedad?