Existen patrones político-económicos que son antecedente cuando la humanidad se halla al borde de una crisis bélica. Para la Gran Guerra se encontraba la división entre «Triple Entente» (Gran Bretaña, Francia y Rusia) y la «Triple Alianza» (Alemania, el Imperio austrohúngaro e Italia), cuando terminó la Primera Guerra Mundial Europa estaba devastada, Alemania y Rusia se encontraban en plena revolución y había una pandemia que afectaría a la tercera parte de la población mundial.
Para la Segunda Guerra Mundial, nos señalaron a personajes históricos como grandes conspiradores para consolidar un plan macabro, la verdad no es así, hay factores como el abuso de las cláusulas impuestas a Alemania en el Tratado de Versalles, la Gran Depresión, entre otros, que sólo necesitaban un detonante para poder liberar la tensión que existía entre los factores políticos y económicos de la época que ya no se ajustaban a la realidad de los países que participaron en ese conflicto.
2020 es un año de acumulación de tensión política y económica que no ha sido liberada, misma que puede explotar de cualquier forma; como ejemplo, tenemos las relaciones entre Rusia y China; la tensión de China con la india; la guerra comercial entre Estados Unidos y China; las sanciones de Estados Unidos y Europa a Rusia; la escisión de la Gran Bretaña de la Comunidad Económica Europea; la no viabilidad de África para el occidente; la pobreza de América Latina con la falta de liderazgo de México; Venezuela; entre otros muchos problemas.
Tenemos tensiones raciales en Europa, Estados Unidos e Israel, además de discrepancias religiosas en algunos países de África y Asia.
Todo antes de la pandemia. En estos momentos existe una lucha estratégica geopolítica para ser el país o bloque que obtenga la primera vacuna y el primer tratamiento contra el Covid; mal manejado puede ser un detonante.
Además, existen factores en países como en Estados Unidos donde se ha acentuado su división racial fomentada por grupos radicales afines al gobierno que, sumados a los problemas de empleo y el manejo errante de la pandemia, lo podría poner cerca de problemas bélicos internos.
En México, tenemos un caldo de cultivo delicado ya que estamos en depresión, tenemos pérdida de Estado de derecho en grandes extensiones del país, una pandemia tratada como una estrategia poco clara, por decir lo menos, son aspectos que me recuerdan Alemania y Rusia de 1918.
En positivo: un jefe mío hace 30 años, me dijo que la facultad del ser humano para salir adelante ante las adversidades era su gran capacidad de adaptación. El mundo y México no serán los mismos de antes de la pandemia, como sociedad los mexicanos debemos ser conscientes de esta realidad, siendo menester prepararnos para un posible escenario bélico mundial, regional o local.