De acuerdo con el Informe de Calidad de Aire 2019 que publicado en octubre pasado por la Secretaría de Medio Ambiente (SEDEMA) de la Ciudad de México, se confirma un aumento de lluvia ácida, entendida como la formación de ácido sulfúrico y ácido nítrico a partir de los contaminantes tóxicos (bióxido de azufre SO2 y óxidos nitrosos NOx que se mezclan con el vapor de agua) que se generan por la quema de combustibles fósiles en la refinería de Petróleos Mexicanos y en la Termoeléctrica de Comisión Federal de Electricidad en Tula, Hidalgo. Aunada a las emisiones tóxicas de los camiones de carga, autobuses, calderas y calderines de la industria que queman diésel sucio con 500 ppm (partes por millón) en lugar de utilizar el diésel ultra bajo azufre (DUBA) con 15 ppm (partes por millón) dan como resultado una pésima calidad de aire en la megalópolis que afecta nuestra salud y acidifica el suelo agrícola y los cuerpos de agua.
En nuestro país no se miden (como en Europa) las muertes prematuras de mexicanos por tipo de contaminante. El reporte de Calidad de Aire en Europa del año 2015 de la Unión Europea de Salud, señala que en 40 países europeos se registraron 432,000 muertes prematuras y en EU-28 fueron 403,000 muertes prematuras por exposición en 2012 a PM2.5 (material particulado-SO2); en 40 países europeos se registraron 17,000 muertes prematuras y en EU-28 fueron 16,000 muertes prematuras por exposición en 2012 al ozono (O3) y en 40 países europeos se registraron 75,000 muertes prematuras y en EU-28 fueron 72,000 muertes prematuras por exposición en 2012 a NO2 (óxidos nitrosos).
Los daños a la salud causados por la exposición al bióxido de azufre como la irritación a la mucosa nasal, asfixia, irritación de oídos, ojos y garganta, sibilancias, opresión del pecho y dificultad al respirar se presentan en exposiciones cortas, pero en exposiciones prolongadas (como los 25 millones de mexicanos que viven en la megalópolis) provocan daños al sistema respiratorio, alteraciones en las defensas de los pulmones y aumento en las enfermedades cardiovasculares. Particularmente afecta a niños menores de 5 años, adultos mayores y a personas asmáticas.
También sabemos que el material particulado PM2.5 traspasa las paredes pulmonares y llega al torrente sanguíneo para llevar estas partículas tóxicas a todos los tejidos de nuestros órganos, causándonos leucemia y diferentes tipos de cánceres.
*Carlos Alvarez Flores es consultor ambiental. Experto en gestión de residuos y cambio climático. Presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C.
www.carlosalvarezflores.com y Twitter @calvarezflores