Devastación ambiental, urgencia de compromisos globales, cambio climático catastrófico, necesidad de inversión regional, alerta del futuro y reconocimiento de los más vulnerables frente al cambio climático; fueron algunos de los ejes de conversación y llamado a la acción durante la Conferencia de Partes (COP26) en Glasgow, Escocia.
Ahí también se reconoció la particular vulneración que viven mujeres y niñas en el mundo entero a causa del daño ambiental y las desigualdades que la crisis ambiental incrementa en las mujeres, adolescentes y niñas de todo el planeta.
Resulta importante, que en ese espacio internacional el cual logró reunir a líderes mundiales, activistas y representantes de la iniciativa privada, se haya reconocido el papel esencial que desempeñan las mujeres para garantizar la protección de ecosistemas frágiles, la capacidad de las familias frente a los desastres naturales y la gestión justa, eficiente y sostenible de los recursos naturales.
Pero es trascendental que mujeres líderes por el cambio climático hayan tomado las tribunas, de tan importante escenario para denunciar que el calentamiento global no es neutral en cuanto al género. Incluso la misma Organización Mundial de la Salud, ya ha advertido que el 80 por ciento de las personas desplazadas por desastres relacionados con el clima son mujeres y niñas, afectándoles de modo desproporcionado.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, las mujeres son las primeras en sentir los efectos del cambio climático cuando deben recorrer distancias cada vez más largas y difíciles para encontrar lo que necesitan para alimentar a sus familias, especialmente en zonas sin protección, que las pone en riesgo de otros peligros. De acuerdo con diversos estudios, las mujeres y las niñas soportan la mayor carga en el abastecimiento de agua en los países en desarrollo, sin olvidar que esta situación también puede ser un obstáculo en el proceso de educación y desarrollo.
En temas de salud, el daño medio ambiental también tiene graves consecuencias para las mujeres, cuya salud es más frágil durante el embarazo y la maternidad.
Estas solo fueron algunas de las razones que líderes del feminismo climático, expusieron durante la COP26, para también hacer evidente el reconocimiento de lo que las mujeres pueden aportar en beneficio de una gestión medioambiental, que por ahora ha resultado insostenible y destructiva, no sólo para las mujeres y las niñas, sino para el planeta entero.
Enmarcar la lucha contra la crisis medioambiental, en la desigualdad de género y excusión social, solo hace que aumenten los efectos negativos de la huella humana en nuestro planeta. Es momento de eliminar normas sociales y culturales discriminatorias. Garanticemos un futuro mejor para el planeta y toda la humanidad donde la paz, el bienestar económico y la igualdad de género estén conectados.