Columnas
En noviembre del año 2009 me buscó el joven administrador de empresas, José Antonio Pérez Abuín, director y dueño de una empresa dedicada a la producción de bolsas de plástico, de esas que están satanizadas pero que son muy útiles, baratas y sobre todo nos ayudan a proteger nuestra salud. Me entrevisté con él y me propuso que lo acompañara a Seúl, Corea para conocer y validar una tecnología para el tratamiento de los residuos sólidos urbanos, debido a que existía un interés del gobierno de la Cdmx (que en ese momento encabezada Marcelo Ebrard Casaubón) en buscar nuevas formas para el manejo sustentable de las 13,500 ton de residuos sólidos urbanos que se generan diariamente en la Cdmx para reciclarlas, aprovecharlas mediante procesos tecnológicos nuevos o transformarlas en energía eléctrica.
Viajamos el 25 de enero de 2010 hacia Seúl en Corea del Sur y recuerdo bien que llegamos un domingo y el lunes a primera hora acudimos a las oficinas de Mr. Lee quien era el dueño de la empresa que había desarrollado la nueva versión de la pirólisis con apoyo del gobierno federal de Corea (algo que aquí en nuestro país jamás hemos logrado). La optimización de la pirólisis le llevó 15 años. Cuando llegamos a la planta piloto ubicada a 100 km de Seúl, nos llevamos la sorpresa de que esta planta piloto solo procesaba plásticos. Dejando fuera a todo los demás residuos. La energía obtenida del proceso pirolítico puede ser convertida en energía eléctrica a través del sistema tradicional de vapor sobre-calentado y turbina de vapor. En este caso por ser una planta pequeña de 20 ton/día solamente se producía vapor, sin llegar a producir energía eléctrica. Su alto costo de 30 millones de dólares para 20 ton/día/plásticos, considerando que la Ciudad de México genera más de 3,000 ton/día de plásticos, lo que suponía un costo de más de 4,000 millones de dólares, significó la cancelación de la idea de instalar esa planta en la Cdmx.
También pudimos conocer una tecnología de última generación para el tratamiento de aguas residuales para las altas torres de departamentos que permite reciclar el agua, en el entendido de que no se deben arrojar al fregadero y a la taza del baño sustancias químicas. Parecía un rollo de tubería de plástico de una pulgada de diámetro y 50 m de longitud.
*Carlos Alvarez Flores, Presidente de México, Comunicación y Ambiente, A.C.
Experto en Gestión de Residuos y Cambio Climático
www.carlosalvarezflores.com y Twitter @calvarezflores
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— Héctor Serrano (@HectorSerranoC) February 10, 2025