La noche estaba llena de magia y emoción en el Zócalo capitalino. Decenas de miles de seguidores de Gabriel Fernández, conocido como Vicentico, se congregaron en la plancha junto a las calles adyacentes, listos para disfrutar de un momento especial. Pero antes de comenzar, el cantante hizo una petición conmovedora: apagar los celulares y unirse en espíritu y corazón.
El público aceptó la solicitud y, en un acto de solidaridad, las luces de los dispositivos se extinguieron. El primer cuadro del Centro quedó sumido en penumbras, y así llegó el momento mágico. Los primeros acordes de "Matador" resonaron en el aire, una canción emblemática que marcó el inicio de una trayectoria musical de 30 años y colocó a Los Fabulosos Cadillacs como uno de los grupos más relevantes del rock latinoamericano.
Las calles del centro se llenaron de marejadas de gente, según las autoridades se estima que 300 mil personas abarrotaron las calles céntricas. En ocasiones, las aglomeraciones se volvieron peligrosas y algunas personas resultaron aplastadas, incluyendo mujeres y niños que acompañaban a los fieles seguidores del grupo argentino. Los fans de Los Fabulosos llegaron en procesión, representando al menos dos generaciones de amantes de sus canciones.
La atracción magnética de esta maquinaria perfecta se hizo evidente. Durante 43 años, Los Fabulosos Cadillacs han dejado una huella sonora inigualable con su poderoso rugir de motor y sus fuertes llantas. Ahora, el grupo de 1957 llegaba al escenario con nuevas piezas, inundando el espacio público mexicano con los temas que los han convertido en un referente musical.
La noche se llenó de energía mientras los acordes de ska, rock steady y folclore latino resonaban con amor. El ruido de su música ha dejado una marca profunda en al menos dos generaciones de oyentes, y ahora miles de ellos se habían congregado en la plaza más importante del país. Ni la lluvia, ni los aplastones, ni siquiera las pantallas colocadas en las afueras de la plancha que no se escuchaban bien pudieron disminuir la emoción del momento. Aunque la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, sugería a la gente que se estableciera cerca de las pantallas o que viera la transmisión en streaming, miles de personas se conectaron en Facebook para ser parte de la experiencia.
El Zócalo del Centro Histórico se convirtió, una vez más, en un inmenso foro diverso e incluyente que generó una energía única, creada por excelentes músicos y una audiencia completamente entregada. Vicentico, Sr. Flavio, Sergio Rotman, Ricciardi y Mario Siperman, los miembros originales de la banda, se unieron a nuevas incorporaciones en el taller de mecánica sonora perfecta: Dany Lozano en la trompeta, Florian Fernández en la guitarra y Astor Cianciarulo en la batería, hijos de Vicentico y Sr. Flavio respectivamente.
El León del Ritmo, nombre de su gira actual, llegó a este nuevo escenario, impactando a todos los músicos que se presentan en él. "Es histórico. Lleno de un enorme respeto, profundo", expresó el bajista y fundador de la banda argentina. Los Fabulosos Cadillacs continúan mostrándose como aquel grupo de jóvenes ansiosos por divertirse en el escenario, ejecutando con la misma libertad el ska, el rock y los ritmos afrolatinos que los caracterizaron desde sus primeros días en Mar del Plata en 1985.
Cuando lanzaron su primer álbum, "Bares y fondas", una simple referencia a un grupo de amigos despreocupados pero conscientes, no podían imaginar que sus ritmos ska y sus atrevidas introducciones de sabores afro se convertirían en un hito en la historia del rock latinoamericano. Han dejado su huella en todo tipo de tierras, incluyendo México.
Los Fabulosos Cadillacs y el poderoso rugido de su elegante motor resonaron en cada rincón del centro de la ciudad. Cada acelerón fue una dosis de buenos ritmos rock-ska, steady rock y afro-rock and roll, destinados a complacer a decenas de miles de almas amantes de la música.
Los FC son los pioneros de la música latina experimental en el sur del continente. En el rock argentino, ninguna otra banda utilizaba timbales ni incluía temas con el sabor latino que ellos aportaron, y ahora ese sonido ha penetrado en el paisaje sonoro del Centro. Canciones como "Cadillacs", "Manuel Santillán El León", "Demasiada Presión", "El muerto", "Carmela", "Estoy Harto de Verte con Otros", "El Genio del dub", "V Centenario", "Carnaval", "Mal Bicho" y "Matador" resonaron en la noche.
"Matador" merece una mención especial. Forma parte del álbum "Vasos vacíos" (1993), una compilación de 17 canciones en la que aparecen cinco versiones rejuvenecidas de los primeros éxitos de Los Cadillacs. La canción, que lleva el nombre del álbum, se convirtió en un éxito internacional gracias a su ritmo endemoniado, una mezcla de candombe, rock latino, ska y sonidos afrocaribeños. Los instrumentos de cuerda, percusión y viento, claramente identificables, contribuyeron a su singularidad.
Según el historiador de música argentino Sergio Pujol, "Matador" fortaleció los tambores en la canción argentina, ya que antes de esta canción, los tambores eran poco utilizados. Le faltaba ese toque africano y afro-latino. La canción se convirtió en un tremendo éxito a nivel internacional y su impacto perdura hasta hoy.
La noche en el Zócalo fue un canto a la música, un homenaje a la historia de Los Fabulosos Cadillacs y a todas las personas que los han acompañado en este viaje musical. La energía y la emoción se fundieron en cada nota, dejando una huella imborrable en el corazón de todos los presentes.