En medio de esta pandemia, ahora hay un gran tema en las calles bajo el movimiento “Black Lives Matter”. La muerte de George Floyd provocó protestas, unas pacificas, pero también llevó a incendios, violencia, saqueos de algunos vándalos; los toques de queda fueron la constante por días en varias ciudades de EU y del mundo. El cambio que como sociedad estamos experimentando, me queda claro, conlleva dolor y muerte.
En contraparte ha sido estremecedor ver a policías, militares y hasta la propia presidenta de la Cámara de Representantes de EU, Nancy Pelosi, ponerse de rodillas en una señal de “a mí también me importa, estoy contigo”; arrodillarse es sinónimo del perdón.
Se ha escuchado mucho que tras la cuarentena nada volverá a ser igual. La normalidad es algo utópico porque como humanidad estamos ante el reto de un cambio y no podemos pensar que todos estaremos en el “mood” de la paz y la solidaridad, porque está el contrapeso de la violencia, del enojo, del hartazgo… justo esto nos permite ver lo que ya no podemos soportar, es como un cambio de piel.
Nuestro planeta ya nos dio una lección que los cambios requieren ir hacia adentro, remover las heridas y, sí, después sanarlas; y eso justo nos está pasando aunque para algunos el costo sea con la propia vida.
Los niños ¿qué decirles y cómo explicarles a esos niños que se han quedado huérfanos? Han sido víctimas del racismo Gianna Floyd y 4 niños de Rayshard Brooks porque si como adultos es difícil entender una muerte, así, en segundos, un niño cómo puede asimilarlo.
Me deja sin palabras lo que hace unos días en su gran sabiduría Gigi Floyd afirmó: “Mi papi cambió al mundo”, y sí Gigi tu padre nunca pensó que su nombre se convertiría en la expresión de un “ya no más al racismo”. Tu padre nunca imaginó que sus últimas palabras –“No puedo respirar”– se convirtieran en un himno contra la opresió y menos imaginó que tras su muerte esté en marcha una reforma policial en EU.
Gigi, te veo en hombros de tu tío por las calles pidiendo justicia para tu papi, veo tu generosidad de apoyar una campaña de donación para esos otros 4 niños los hijos de Rayshard Brooks que, como tú, perdieron a su papá en manos de la policía, veo como publicas en tus redes una leyenda que reza: “Dejen de matar a nuestros padres”.
¿Cuántos niños como tú, Gigi, tienen un hueco en el corazón y brazos vacíos ante la ausencia de sus padres asesinados sólo por ser negros? y sí, también duelen los niños de esos policías que tomaron una mala decisión y pasarán quizá el resto de sus días en prisión, esos pequeños también sufren, ellos también tienen los brazos vacíos.