Emmanuel Jean-Michel Frédéric Macron ganó la presidencia de la República Francesa la primera vez que se presentaba a unas elecciones. Con 39 años de edad y sin partido político, se convirtió en el líder de la sexta economía más grande del mundo. Centrista y liberal en lo social, es partidario de la desregulación económica y defensor de la participación del sector privado en la economía. Este joven economista es considerado el futuro del orden liberal. Quedaba muy claro en su discurso antinacionalista del año pasado ante el Congreso de los Estados Unidos, llamó a la comunidad internacional a “intensificar nuestro juego y construir el orden mundial del siglo XXI, basado en los principios perennes que establecimos juntos después de la Segunda Guerra Mundial”.
Emmanuel Macron es un entusiasta defensor del multilateralismo y del actual modelo de la Unión Europea (UE), ha asumido el liderazgo para implementar reformas y hacer de esta comunidad política un verdadero poder estratégico. Se está esforzando por reformar la gobernanza económica de la UE tratando de convencer a sus miembros, en especial a Alemania, de que se adopte un presupuesto común para la eurozona.
Macron, quiere crear una política exterior y de defensa común, ha abrigado la idea de un ejército europeo y buscó una política común coordinada en materia de migrantes para manejar la afluencia de refugiados. En cuanto a la lucha contra el terrorismo islamista, ha seguido los pasos de sus predecesores.
Durante muchos años, Francia ha estado involucrada en la guerra contra grupos extremistas. Macron, no ha sido la excepción y ha mantenido tropas en Irak, Siria y en el Sahel, como parte de la coalición que lucha contra el Estado islámico. En lo que respecta al cambio climático, organizó una reunión internacional en diciembre pasado y estableció un fondo para atraer a los principales científicos del clima a Francia. A dos años de haber asumido la presidencia, su entusiasmo es algo raro en la escena internacional, está claro que su objetivo es dejar huella en la construcción de la UE.
La economía de Francia ha sido sacudida recientemente por las protestas de los chalecos amarillos.
El pasado noviembre comenzaron las manifestaciones por el aumento del impuesto del petróleo, desde entonces se han ampliado a un movimiento general contra el gobierno. Como respuesta, el presidente francés se inventó la idea del gran debate, para descubrir qué es lo que realmente quiere la gente, un ejercicio de democracia deliberativa con pocos precedentes. Con grandes dotes de oratoria el propio Macron ha participado en 15 reuniones con más de cien horas de intercambios con alcaldes y ciudadanos. Los resultados eran de esperarse, la gente quiere pagar menos impuestos y necesita al Estado más cerca. Ahora le toca a Macron, veremos si es un revolucionario o un neoliberal con bonitas intenciones.
• Es internacionalista, politólogo, abogado y
profesor de derecho en la UNAM. @heladioramirez