Para combatir los desafíos hacia una igualdad real en México, y con ello erradicar la violencia contra las mujeres, es necesario que los hombres seamos resocializados, aprendiendo a relacionarnos con otros varones de formas distintas, a tratar a las mujeres y otros cuerpos que no entran en la masculinidad hegemónica como iguales, tanto en su calidad de individuos como en el reconocimiento de su ciudadanía.
Considero que transformar nuestra forma de vivir la masculinidad es necesario para emparejar las condiciones de vida y oportunidades a las que puedan acceder aquellos cuerpos, principalmente las mujeres, que no cuadran en la norma de un sistema patriarcal.
¿Pero qué necesitamos para poder ejercer una nueva masculinidad no hegemónica? Por principio de cuentas, debemos tener claro que cuando escuchamos “temas de género” estos no se refieren exclusivamente a las mujeres. El género es una categoría que analiza cómo se definen las diferencias sexuales en una determinada sociedad. Alude a las formas históricas y socioculturales en que mujeres y hombres construyen su identidad, interactúan y organizan su participación en la sociedad. El género es un elemento constitutivo de las relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos y es una forma primaria de las relaciones de poder. En ese sentido, atacar las “problemáticas de género” también es responsabilidad de los hombres.
La masculinidad, por su parte, es la forma en la que socializamos la experiencia de ser hombre. Así, el segundo paso para erradicar la masculinidad hegemónica sería visibilizar que esta no es natural, ni es biológica, es un conjunto de hábitos, tradiciones y creencias que históricamente y estructuralmente se han asociado con el género hombre. Estos elementos estructurales sobre el qué es ser hombre se incorporan a través de la socialización, y son relacionales, es decir, se construyen en relación con otros varones y nuestras experiencias conjuntas.
En consecuencia, tener claridad sobre desde donde se construye la masculinidad tradicional o hegemónica nos permitiría desapegarnos de ella. Es importante desafiar los patrones tóxicos de masculinidad que no tienen salida; ayudar a los niños y jóvenes a encontrar mejores maneras de convertirse en hombres. Reducir la violencia y alcanzar la igualdad real implicaría estudiar las relaciones de género y las masculinidades a partir de una perspectiva de género transversal y con una mirada crítica.