Acostumbrados al estruendo y las disputas que surgen gracias a la polarización que hoy predomina en el país, debería llamar más la atención observar que en esta época de contingencia sanitaria, también existen procesos políticos ordenados, protagonizados por personas que ejercen sus convicciones sin titubeos. Tal es el caso de Jorge González Ilescas, que hasta el viernes pasado se desempeñaba como presidente del PRI en Oaxaca, y que logró consumar el relevo de su propia dirigencia, por primera vez de manera virtual, en un clima de consenso, unidad y legalidad, incluso en los tiempos más complejos de la pandemia Covid-19.
Ese día, González Ilescas entregó la dirigencia del Comité Directivo estatal del tricolor en Oaxaca a Eduardo Rojas Zavaleta y Amairani Morales Valenzuela, en un acto político vía remota en el que el líder nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, les tomó la protesta estatutaria y reconoció la civilidad en la que se llevó a cabo dicho relevo.
En ese contexto, González Ilescas hizo público un posicionamiento en el que puso las pautas de lo que deberá ser el diálogo político para los siguientes procesos; asimismo, refrendó su convicción y militancia como priista; enumeró los logros alcanzados por el Revolucionario Institucional durante el periodo en que él fungió como dirigente, al tiempo que reconoció que las derrotas sufridas dejan lecciones que deben servir para fortalecer el trabajo a favor de las instituciones democráticas y los resultados que mejoren la vida de las personas.
González Ilescas subrayó la alerta lanzada por Moreno Cárdenas sobre los enormes riesgos que representa el populismo y la polarización entre los ciudadanos en momentos en los que debiera abonarse al consenso nacional y no a la división entre los mexicanos.
Esos son varios de los temas que tocó González Ilescas y que sin duda serán algunos de los puntos medulares que deberían marcar la agenda nacional para el proceso electoral del año próximo, el 2021, en el que nadie sabe a ciencia cierta cuáles serán los resultados, dada la profunda crisis económica que vive el país, así como los devastadores efectos del Covid-19.
La actual administración ha intentado mantener a flote a México, tanto en el terreno de la salud, como en el de la economía, lo cual pinta para imposible, dadas las contradicciones que se observan a diario sobre la pandemia de Covid-19. En este sentido, es muy oportuno reconocer los esfuerzos políticos que se hacen desde las entidades federativas, y redimensionar el valor de las convicciones, ya que ese debería ser uno de los puntos medulares del ejercicio político y no el clientelismo como ahora se ejerce con el objetivo de mantener cautivas a sus clientelas electorales.