Mucho se ha analizado el paso del PRI, se ser un partido hegemónico que dominó en el país por siete décadas, al nuevo rol que tiene, en la oposición y como un partido bisagra. De acuerdo a la definición del diccionario Panhispánico del Español Jurídico, un instituto político bisagra es “un partido político que participa alternativamente en pactos o coaliciones con fuerzas políticas de signo opuesto”.
Este concepto, es aplicable no solo al PRI; también al PAN y al PRD, que buscan consolidar una coalición que tenga la capacidad de enfrentar a Morena, tanto en los comicios del año entrante en el Estado de México y Coahuila, como en la trascendental elección presidencial del 2024, donde, como en un juego de ajedrez, los diversos actores políticos cambiarán de posición y de bando para aparecer en la boleta electoral.
Cierto es también que el PRI ha pasado muchos trabajos para poder desplegar un papel en la oposición, luego de prevalecer tanto tiempo prácticamente como partido único, sin embargo, la postura que asumió el Revolucionario Institucional ante la Reforma Electoral, marcó la pauta para que en Palacio Nacional se diera marcha atrás a esos intentos porque en la Cámara de Diputados, Morena no reúne las dos terceras partes, es decir, la mayoría calificada.
De ahí que se presentara en esta reforma, una situación muy similar a lo que ocurrió aquel famoso Domingo de Ramos, cuando la bancada del partido oficial en la Cámara Baja, tampoco pudo sacar adelante la Reforma Eléctrica, igualmente porque no reunió la mayoría calificada que requiere la más mínima modificación constitucional.
En el caso de esta última reforma, se hicieron modificaciones a leyes secundarias que derivaron en que la explotación del litio sería para los mexicanos, pero de ahí no ha ocurrido nada más, porque México carece de experiencia en el rubro.
Asimismo, sin duda representa “una piedra en el zapato” para Morena, que no pueda tener el dominio absoluto de la Cámara de Diputados, pero aquí hay que hacer hincapié en la actitud consecuente y coherente que asumió el partido tricolor, cuyo presidente es Alejandro Moreno, porque se pensaba que cedería ante los caprichos del poder y no obstante, fue el instituto político que marcó la ruta para que en San Lázaro se metiera reversa, cuando la fracción parlamentaria morenista que coordina Ignacio Mier, ya tenía planeada una votación “fast-track”, valiéndose del partido que jugará la Selección de México en el mundial de Futbol de Qatar, pero ahora todo ha cambiado.
Finalmente, la Reforma Eléctrica llegará al Senado de la República, donde el presidente de la Junta de Coordinación Política, Ricardo Monreal, ha declarado que serán cautelosos analizarla y se escucharán todas las voces.
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