2019 será recordado como el año en que el Poder Legislativo aprobó la reforma conocida como “Paridad en Todo”, y ordenó que todos los poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) de todos los niveles de gobierno (Federal, Estatal y Municipal), así como los órganos autónomos, estén integrados de manera paritaria con hombres y mujeres.
Sin embargo, la ejecución de esta importante normativa no se ha cumplido a cabalidad y se mantienen barreras históricas que impiden el acceso pleno de las mujeres a espacios de poder y generan afectaciones directas para el desarrollo integral de millones de mujeres.
El pasado 15 de marzo, el Senado dio otro paso de relevancia para cumplir con la paridad al aprobar, por unanimidad, la modificación de 34 ordenamientos legales en materia de paridad de género, así como la redacción de éstos con un lenguaje incluyente y no discriminatorio.
Estos cambios, ayudarán a la implementación del cumplimiento de la ley de paridad y a garantizar que se generen las condiciones necesarias para que más mujeres en la realidad accedan a puestos de toma de decisión y, a partir de estos, se abran espacios para las generaciones futuras.
La falta de paridad efectiva en México es un mal que también existe en otras latitudes. De acuerdo con información del “Observatorio de Mujeres y Política” de Transparencia Electoral, en América Latina tan solo el 32% de los espacios legislativos están ocupados por mujeres.
Asimismo, la integración de los gabinetes ejecutivos en América Latina se da en una proporción de 70% hombres y 30% mujeres, situación que se vuelve dramática al ver la falta de paridad en los gobiernos nacionales, estatales y municipales en países de la región.
Para Transparencia Electoral el mantenimiento de la visión que las mujeres son las principales responsables de las tareas domésticas y de cuidado, ha provocado que sigan existiendo relaciones patriarcales con razgos de desigualdad jerárquica.
De igual forma, la violencia política contra las mujeres en razón de género se ha convertido en un freno a la participación y acceso de éstas a la vida pública, pues ya no solo se tienen que enfrentar barreras, sino que ahora éstas se traducen en amenazas, discriminación, agresiones y, en el peor de los casos, la pérdida de la vida.
Estos datos sobre América Latina realzan la importancia de la determinación alcanzada por el Senado de la República y el impulso que falta dar como sociedad a la paridad.
No podemos seguir construyendo una democracia en donde dejemos atrás a millones de personas; no debemos considerar que vivimos en una sociedad justa, cuando mujeres pierden la vida por buscar participar en la toma de decisiones; no es correcto que las decisiones sean tomadas por un solo género.