Por Óscar Antonio Roa
La historia parece tener un sentido irónico, por ejemplo, el Plan de Tuxtepec y Palo Blanco promulgado por Porfirio Díaz en contra de la reelección de Sebastián Lerdo de Tejada.
En esta declaración se apelaba a respetar lo establecido por la entonces Constitución de 1857, así como por las leyes de no reelección, entre otros documentos del marco jurídico mexicano. Ante el comienzo del segundo mandato de Lerdo de Tejada, aunado a un creciente descontento social por las decisiones políticas y económicas que estaba tomando, una serie de militares junto con políticos se reunieron para proclamar el Plan de Tuxtepec, posteriormente reformado en Palo Blanco.
El objetivo principal del no reconocimiento del entonces presidente, desencadenó una sucesión de eventos militares, los cuales tuvieron como consecuencia la toma de varias ciudades y la destitución de gobernadores reelectos o partidarios del gobierno en turno. En consecuencia, el llamado “Ejército Regenerador” salió victorioso con Porfirio Díaz al frente, proclamado general en jefe para convocar a nuevas elecciones en todos los Poderes de la Unión.
Ante la victoria en 1876 con la entrada de las tropas del general Díaz a la Ciudad de México, se inició una de las etapas que más han marcado nuestra historia, esta se desenvolvería después de 30 años en la Revolución Mexicana.