Columnas
"El mercado manda, no hay nada más grande", es un dicho y una ley no escrita en el mundo de las inversiones, antiquísima por cierto pero no por ello ha dejado de tener validez.
En efecto, no hay nada más grande que el mercado, es decir el dinero, es decir los grandes capitales.
Nunca se supo, pero al autor de estas líneas allá por el año 2021 le dijo una fuente que "el mejor presidente de la historia del universo" quería estatizar a las Afores, eran los años de su gran poder y parecía que nada ni nadie podría detenerlo.
Lamentablemente cuando me lo dijo ya había pasado lo más grave de esa crisis que desató en su equipo económico al tratar de convencerlo de que sería una gran tontería.
Por fortuna uno de los pocos a los que esté sujeto escuchaba le pudo decir lo mismo, que meterse con los capitales, por más que los odiara, significaría el fin de su gobierno y de su movimiento.
Fue al único que le hizo caso, ese personaje tiempo después tuvo una gran responsabilidad en esa administración, su apellido tiene una O.
En efecto, no hay nada ni nadie más grande que el mercado, eso incluye a los déspotas populistas que hoy gobiernan en buena parte del mundo.
Un ejemplo más lo tuvimos en las horas recientes.
El déspota de la Casa Blanca atacó arteramente al presidente de la Fed, Jerome Powell, solo porque este no le hizo caso y no bajó las tasas de interés, como lo exigía el orangután naranja que hoy es uno de los hombres más poderosos del planeta.
Trump llegó incluso a decir que podía correrlo de la Fed de manera inmediata, en el momento que quisiera.
Misteriosamente, solo unas horas después modificó el tono y dijo que no pensaba pedir su destitución, un cambio total de la noche a la mañana.
¿Qué sucedió?, ¿Por qué se desdijo este mastodonte soberbio?
La explicación tiene dos palabras muy sencillas: mercados financieros. También se puede resumir en una sola palabra: Capitales.
Los capitales, los mercados financieros, reaccionaron de inmediato a las agresiones del orangután naranja contra el presidente de la Fed, lo interpretaron como un intento para "asaltar" la Fed, tomar el control de una vez, allegarse de las decisiones que no le conciernen.
Hace unos días hablábamos sobre cómo estos "iluminados" como el que hoy gobierna a la mayor potencia del planeta, o el bananero que quiso equiparse a Juárez, por mencionar algunos, se sientan tan exquisitos e históricos que quieren incluso dictar las reglas de la economía, y peor aún, cambiarla.
Pero no hay nada ni nadie más grande que el mercado, estos días se volvió a demostrar, el orangután naranja tuvo que replegarse, tal como lo hizo el "mejor presidente de la historia del universo", cualquier cosa que signifique dicha chabacanada.
Los mercados son inmensos, son muy poderosos, tienen el poder y la capacidad incluso de desafiar y doblar al líder de la mayor potencia global.
"No hay nada ni nadie más grande que el mercado", una regla no escrita que cada vez que algún "iluminado" trata de desafiarla tiene que tragarse su orgullo y voltear para otro lado.
Los "iluminados" son un gran riesgo para la economía global, pero también hay mecanismos y gente coherente que les impide terminar sus estupideces, por suerte para el mundo.