Un fin de semana complicado y diferente, por un lado, el día sábado el equipo de todos, hizo que soñáramos y durante sesenta minutos tuvimos la ilusión de ganarle a Argentina o al menos empatar, hasta que apareció el genio apellidado Messi.
Un día después, otro genio, pero del arte de la demagogia, volvió a ilusionar a miles de personas y las congregó con el fin de mostrar su poderío en la plaza pública en la que por años su voz es la única que se puede alzar.
Y con estos dos sucesos, damos inicio a una semana crucial para el fútbol mexicano y sobre todo para el sistema electoral mexicano.
Hace unos días, fue circulado el proyecto de “DICTAMEN CONJUNTO DE DIVERSAS INICIATIVAS CON PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE REFORMA, ADICIONA Y DEROGA DIVERSAS DISPOSICIONES DE LOS ARTÍCULOS 35, 41, 51, 52, 53, 54, 55, 56, 60, 63, 73, 99, 105, 110, 111, 115, 116 Y 122, DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS EN MATERIA “POLÍTICA-ELECTORAL”, que tiene como propósito modificar el marco fundamental y cambiar la estructura actual del sistema electoral como lo conocemos, es decir, la Reforma propone modificar diversos artículos de Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el que destaca los cambios y adiciones al artículo 41, el cual regula la organización electoral del país, así como los derechos de participación política y garantiza la autodeterminación de los partidos políticos entre otras cosas.
Del mismo modo, la reforma electoral busca modificar el artículo 35 constitucional que tiene como base el derecho a la participación política, es decir el derecho a votar y ser votado.
Por lo que hace al dictamen de reforma constitucional, se hace mención que se presentaron a trámites legislativos más de cincuenta proyectos que pretenden modificar diversos artículos constitucionales, emanados de las distintas fracciones parlamentarias que integran el Congreso de la Unión, en el contenido de las mismas se detallan diversas adecuaciones al engranaje electoral.
Es así, que en los siguientes días la discusión no se centrará en el análisis legislativo y/o jurídico, sino, en la argumentación política sobre la defensa de las instituciones existentes y la renovación de las mismas. Sin embargo esa renovación pinta para acabar con el régimen democrático existente, lo que vulneraría el sistema democrático mexicano.
Por ello, uno de los puntos finos de la discusión de la reforma electoral consiste en el plazo para la implementación de los cambios, dado que el proceso de reforma impactaría directamente en el proceso electoral del Estado de México y de Coahuila lo cual presentaría una primera complicación, dado que dichos se implementarían fuera del plazo de los noventa días previos al proceso electoral y que iría en contra del principio irretroactividad de la ley, dado que dichas modificaciones podrían afectar el derecho a votar o ser votado en dichas entidades federativas.