Por Claudia Bolaños
Jaime Uribe es el único sobreviviente de 20 personas que se encontraban en el edificio de ocho niveles de la calle de Chimalpopoca y Bolívar aquella mañana del 19 de septiembre del 2017.
El ayudar a otras personas a salir, le costó quedar atrapado entre los escombros al caer el edificio, estando él en el tercer nival, y perder una pierna.
Luego de tres años apoyado en su silla de ruedas, de ser el administrador de ese edificio, ahora sale a las calles a vender chicles o dulces para ganarse la vida.
“Me encontraba laborando como todos los días, cuando empezó el terremoto y gracias a Dios alcanzamos a salir algunas personas, pero ahora sí que yo como administrador del edificio me sentía con la responsabilidad de ayudar la gente a salir. Eso trate de hacer “Cuando ya iba la tercera vez para arriba, para ayudar a sacar a más personas, el edificio colapso. Yo estaba entre el segundo y el tercer piso, ya de desmoronaba el edificio. De entre las 20 personas que estábamos adentro, fuí el único que quede con vida. No se cuánto tiempo paso, y cuando desperté estaba en el hospital de Villacoapa, allí me indujeron al coma un mes. Tres meses después de permanecer hospitalizado, y el 15 de diciembre, tres meses después, me apuntaron mi pierna”, narró.
Jaime Uribe asegura que su caso fue un milagro y una oportunidad de vida, ya que los cuerpos de socorro como Los Topos lo emergieron de los cientos de toneladas de concreto y hierro.
El que le cayera encima el edificio, lo recuerda “como si una mano grande me hubiera aplastado”.
Ahora pese a su vulnerabilidad ante el Covid-19, se ve obligado a salir todos los días de su casa a vender sus dulces y tener dinero para llevar el sostén a los suyos.