Obvio que la sensación de esperar ver tu nombre en las listas de aceptados en la Universidad o en alguna campaña de reclutamiento de una empresa, o el nervio de los artistas por cada casting al que acuden para ser parte de una gran obra, es incomparable al que los sectores económicos y empresas experimentaron al revisar el Diario Oficial de la Federación el pasado 8 de abril.
El Gobierno federal anunció, días antes, el 30 de marzo, que la emergencia sanitaria Covid-19 obliga a parar actividades en el país y solo aquellas que considera esenciales podrán seguir operando. Y después de ese día y hasta la publicación de la lista de las actividades que se decidió no debían detenerse, nada fue igual.
Y aunque las actividades económicas solo se dividen en tres grandes rubros (primarias: agro; segundarias, industria y manufactura, y terciarias: servicios), los sectores o industrias son algunas docenas más (de la construcción, hotelería, electrónica, alimentos, etc), y las categorías son más de 300 (restaurantes, cines, zapateros y carniceros, por mencionar algunas) en el país, todos los que excluidos de la lista de esenciales, hoy buscan convencer y argumentar porqué deben ser incluidos.
Hace unos días platiqué con el representante de la industria gráfica y sus juicios son tan fuertes como para concluir que las autoridades carecieron de la información suficiente para determinar qué negocios son realmente esenciales.
Qué le responden a los impresores de etiquetas y empaques que tienen que seguir trabajando para dotar de estos elementos a todos los equipos y medicamentos médicos que se requieren usar para atender la emergencia sanitaria, para atender los contagios y los decesos. Qué les respondes cuando tienen que fabricar empaques para los alimentos que la población requiere. Las preguntas son más.
O el sector de la construcción que ha dejado sin empleo a más de medio millón de personas en los últimos dos meses… O los hoteleros y empleados aéreos, que luego del mes de paro han comenzado a ver en riesgo el que les sigan pagando sin operar.
Lo que nos obliga es nuevamente a dar un paso adelante. Si la pandemia está por tener la expansión más alta este mes, como lo dice la autoridad sanitaria, y aún la cura es incierta, el camino es claro: pongamos manos a la obra para vivir en contingencia.
Y qué sigue: inversión. La sanitización requiere de recursos, empacar, repartir y guardar distancia; necesita de educación, conciencia, responsabilidad y de más recursos. Si no lo hacemos ahora, lo tendremos que hacer mañana con una sociedad más dañada.