Las dietas especializadas, su pijama de biocerámica, la meditación y el cambio de fuerza por flexibilidad en sus rutinas, le han dado frutos a un Tom Brady de 43 años, que ‘regenera’ su cuerpo cada día, y ayer llegó a su décimo Super Bowl, el primero con Tampa Bay.
Sus músculos no son los mismos de aquel joven de 24 años que ganó su primer título en 2002, pues ahora da mantenimiento a esa máquina de 1.93 metros de estatura; es prioridad que sus órganos fibrosos sean blandos, esto para evitar lesiones y que tenga una buena circulación de la sangre, algo que logra con bandas elásticas, por lo que sus tiempos de cargar pesas terminaron. Estos cuidados le han permitido estar al nivel que el mundo del emparrillado exige.
El quarterback quitó de su menú habitual la cafeína, los lácteos, la carne roja, el alcohol, azúcar blanca, tomates, champiñones y la sal, esta última solamente si es del Himalaya, así de estricta; arranca sus días con electrolitos, batidos de arándanos, plátano y frutos secos, esto además de su hidratación, que incluye hasta 25 vasos de agua al día.
La experiencia de Brady, reflejada en sus seis anillos de la National Football League (NFL), que logró con los Patriotas de Nueva Inglaterra, revivió a un equipo sin brillo, pues desde hace 11 años, los también llamados Bucaneros, no pisaban ni siquiera los playoffs, pero el histórico quarterback, impulsó a una franquicia que apostó por él, a pesar de su edad, ya que se ha convertido en uno de los jugadores más longevos de la historia.
Cuando Tampa Bay puso los ojos en Brady, nadie esperaba que los 50 millones de dólares que firmó por dos temporadas, los haría valer con un equipo “limitado” en cuanto su roster, pero al mariscal californiano le interesó la oferta al ver que Mike Evans y Chris Godwin, tenían la capacidad de atrapar todo lo que soltara su brazo.
Curiosamente en dicha ciudad de Florida, el 20% de la población rebasa los 65 años y es la que cuenta con mayor cantidad de jubilados de todo Estados Unidos; Brady, por su parte, es el más longevo en la historia de la NFL que juega un Super Bowl, y el próximo 7 de febrero, revalidará esta marca.
Por cierto, será la primera vez en 54 años de esta Liga, en que un equipo podrá disputar el trofeo Vince Lombardi en su propia casa, ya que el Raymond James Stadium, recibirá el último juego del mejor futbol americano del planeta y sí, va con aficionados.
Los Bucaneros vencieron ayer 31-26 a Green Bay, para registrar otro capitulo exitoso en la carrera del mariscal, que también se ha convertido en el primero de la historia en llegar al Super Bowl en tres décadas distintas y el cuarto que conduce a dos franquicias diferentes a la final de la NFL; Tampa Bay no ha ganado otro título después del de la temporada 2002, único en sus vitrinas.
Pero la historia se puso más interesante con el triunfo de los actuales campeones, los Jefes de Kansas City, sobre Buffalo Bills por 38-24, que serán los rivales de Brady y Tampa Bay en el Super Bowl LV, donde habrá un duelo de experiencia contra juventud, del mejor quarterback de la historia contra el joven sensación como lo es Patrick Mahomes.
Nos espera un Super Bowl para la historia. La NFL registrará uno de los acontecimientos más importantes como lo es el duelo de los Jefes contra Bucaneros, pues Brady y Mahomes, son los ingredientes estelares, donde el público podrá descubrir si habrá un cambio de estafeta o se incrementa el legado del legendario mariscal californiano, el cual pondrá a prueba toda su experiencia y cuidados físicos ante la nueva generación, pero nada está escrito aún y a pesar de que la edad puede ser factor, el mariscal de Kansas City, nos ha enseñado que eso es sólo un estado de ánimo.