Columnas
Después de una polémica campaña, donde incluso fue víctima de un atentado, Donald Trump regresará a la Casa Blanca, acompañado del triunfo de los republicanos en el Senado, donde tendrán mayoría y está pendiente el recuento final en la Cámara de Representantes, aunque también llevanla delantera. El carro completo diríamos en México.
Así, Trump asumirá como el presidente número 47 de Estados Unidos, enmarcado por sus polémicas declaraciones en contra de la globalización, la migración, el libre comercio desleal y el manejo de una ideología que abraza el adoctrinamiento político global.
El republicano ya dijo que buscará recuperar para su país la grandeza económica y es aquí donde entra México, pues prometió revisar el Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), especialmente en la parte que se refiere a los aranceles a productos agropecuarios que exporta nuestro país.
Sin embargo, es importante diferenciar las declaraciones que se hacen al calor de una campaña y la realidad que deberá enfrentar el nuevo presidente, en especial, cuando se trata de satisfacer las necesidades de abasto de alimentos para el pueblo estadounidense.
Cabe recordar que durante el primer gobierno de Trump tuvimos un buen antecedente de colaboración entre los sectores agroalimentarios de ambas naciones.
En diciembre de 2018, a invitación expresa del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, el entonces secretario de Agricultura de México, Víctor Villalobos, sostuvo su primera reunión bilateral con su homólogo Sonny Perdue. Ambos funcionarios acordaron fortalecer los vínculos de comunicación y cooperación en materia agroalimentaria entre los dos países.
Casi un año después, Perdue y Villalobos se pronunciaron por fortalecer el comercio bilateral en materia agroalimentaria entre ambas naciones y confiaron en que el tratado se firmaría rápidamente.
Hay quienes dicen que en 2017, Trump estaba dispuesto a retirar a Estados Unidos del entonces TLCAN, pero fue convencido por empresarios de su país y sus propios colaboradores, incluido Sonny Perdue, de que lo mejor era renegociarlo.
Este acuerdo ha sido un extraordinario instrumento de comercio que permitido a México contar con un superávit en la balanza comercial bilateral. A esa nación se destina hasta el 80 por ciento de la producción nacional.
Será un reto para la diplomacia mexicana, que cuenta con el embajador Esteban Moctezuma Barragán, quien ha tejido lazos estratégicos previendo el triunfo de Trump, así como los buenos oficios de las secretarías de Relaciones Exteriores y de Economía, para retomar esa agenda bilateral de colaboración, complementación y buena relación de vecindad.
Grandes retos y oportunidades se abren para nuestro país con el triunfo del siempre polémico Donald Trump, a quien felicito por esa resistencia y valor que lo llevó a arrasar en la elección del 5 de noviembre.
LUIS P. CUANALO ARAUJO
Especialistas del sector agropecuario
Presidente del Colegio de Ingenieros Agroindustriales de México, A.C
Instagram: @luiscuanalo