En el marco del Día Internacional del videojuego, es importante hacer un cuestionamiento: ¿cómo podrían estar afectando o estimulando tu salud mental?
La mayoría están diseñados para que los jugadores se diviertan y aprendan sin importar la edad, siendo intuitivos y algunos hasta te permiten interactuar con personas de otras partes del mundo, pero como todo, los excesos son malos y te podrían propiciar afecciones en el cerebro.
Lo cierto es que desde el 2020 la vida a nivel mundial cambió de forma drástica, en comparación a la forma en que la vivíamos, y es que, con la aparición del COVID-19 y la pandemia que generó, obligó a que la población en general se viviera resguardada, siendo una de las primeras medidas de protección, lo que impulsó que actividades que ya veníamos realizando con ayuda del Internet aumentarán, por ejemplo: juntas, reuniones, trámites, servicios, aprendizaje y el tema que hoy nos interesa, "los videojuegos".
Justo este tipo de pasatiempos aumentó durante esos meses, atrayendo nuevos jugadores, disparando las horas que le dedicaban, impulsando a los creadores a ofrecer nuevos productos que acercaran a los usuarios a la que un día fue la normalidad.
Esta acción propició que los consumidores se sintieran cómodos mientras jugaban, incluso, algunos expresaron que les reducía el estrés, ansiedad y sentimientos de aislamiento.
Es importante comentar que existen análisis que ponen sobre la mesa a más de 116 estudios científicos referentes a los videojuegos, mismos que aseguran que estos no causan daños en el cerebro, muy por el contrario, generan una respuesta positiva, mejorando la atención sostenida, selectiva, desarrollando una habilidad para efectuar tareas complejas.
Y ya sé que quizá en este punto la mayoría de lectores jóvenes o que juegan frecuentemente han de estar diciendo "mira, lo dice un experto", pero hay que mantener la calma. Es preciso mencionar que los gamers deben de tomar en cuenta que la exposición prolongada a los videojuegos puede tener repercusiones alarmantes, entre ellas:
La adicción al juego o "Trastorno por videojuegos": el jugador se ve limitado en sus actividades diarias, por la necesidad de jugar y aumenta el deseo de llegar al fin de cada reto que le impongan en el mismo, sin importar las horas que deba dedicarle. En caso de ser interrumpidos, experimentan un sentimiento de irritabilidad, frustración, peleas y aislamiento.
Alteraciones funcionales y estructurales o "desorden por videojuegos": vista cansada, problemas de oído, lesiones, dolores de espalda, lesiones musculares o tendinosas, deprivación de sueño, depresión, ansiedad, problemas de sueño, TDAH.
Algunas de las afecciones que se pueden derivar del uso exagerado de los videojuegos y que afectan directamente a la capacidad neuronal del jugador son: la epilepsia, hidradenitis palmar o cefalea.
Les recuerdo que es fundamental crear hábitos que eviten caer en los excesos, y de esta forma disfrutar de sus beneficios. En caso de tener alguna de las afecciones mencionadas, es importante consultar a un especialista.