En México, el punto de inflexión de la historia del voto por internet desde territorio nacional empezó el 7 de diciembre de 2020 en el INE, de la mano del ciudadano Maximiliano Vallejo Reyna y con la disidencia visionaria de las Consejeras Electorales Favela, Zavala y Humphrey, que se apartaron, votando en contra, un proyecto de respuesta negativa del Consejo General.
Me explico: Vallejo había pedido al INE permitirle votar por internet en junio de 2021 para no exponerse al contagio de COVID-19 al acudir a su casilla, maximizando su derecho fundamental al voto y armonizándolo con sus derechos a la salud y a la vida. En su negativa, el Consejo General alegaba que la norma no preveía expresamente tal posibilidad, que hacerlo sería desbordar la facultad reglamentaria del instituto, que no había previsión presupuestal y que es materialmente imposible.
Favela denunció que, si bien es cierto que nuestras elecciones federales tradicionalmente son a través de boletas de papel, también lo es que no está prohibido usar otras vías, como la solicitada por Vallejo. De hecho, dijo, en la ley no existe la permisión para utilizar urnas electrónicas, pero se usaron con éxito en las recientes elecciones locales de Coahuila e Hidalgo y con efectos vinculantes.
Zavala se declaró no del todo convencida de la argumentación del proyecto; que podría comprender si se adujera que había alguna imposibilidad, alguna inviabilidad y pidió no cerrarse de manera absoluta a la idea de la implementación del voto por internet. Aclaró que la construcción silogística de la respuesta a Vallejo era contraria a la utilizada precisamente para aprobar el uso de urnas electrónicas en Hidalgo y Coahuila en octubre pasado, aprobación que transitó a pesar de carecer de previsión legal expresa, lo que, según la argumentación de aquel acuerdo, nunca significó una prohibición y, entonces, a partir de una interpretación adecuada, se generaron las condiciones para su implementación.
Humphrey, finalmente, argumentó que llevamos 30 años haciendo lo mismo de la misma manera y que hay que maximizar el ejercicio de los derechos proponiendo otras soluciones; que el INE va muy tarde en esta materia; que el voto electrónico por Internet en el IEDF en 2012 se diseñó y preparó en menos de un año y funcionó. Que, si estamos en pandemia desde marzo de 2020, el instituto tendría que haber empezado a pensar en este mecanismo antes; mecanismo que, por cierto, no prohíbe la ley. Inclusive, dijo, hay que considerar otros cambios, como el voto anticipado, ampliar los días o los horarios de la jornada electoral, tener menos votantes por casilla (y quizá más casillas); medidas que, en términos de cuidar la salud, no serían revocadas por los tribunales, calculó.
Tristemente, el acuerdo con la respuesta negativa fue aprobado por siete integrantes del Consejo General. El jueves le cuento el resto.
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