Columnas
Ana tiene 11 años y trabaja como limpiaparabrisas. Como ella, las niñas, niños y adolescentes que trabajan en las calles pueden tener accidentes graves, ser atropellados, desarrollar dolencias crónicas o desnutrición. Al estar solos también están expuestos a distintos tipos de violencia y abusos.
Leonardo y Jessica trabajan como cantantes. Muchas niñas, niños y adolescentes dejan la escuela debido a las largas horas de trabajo, viven estrés por no lograr los recursos que necesitan y, además, tienen baja autoestima, falta de esperanza y sueños para su futuro.
Andrés tiene 8 años y trabaja boleando zapatos. Como él, cada año miles de niñas, niños y adolescentes se ven obligados a dejar sus estudios para poder sobrevivir. El abandono escolar los coloca en mayor vulnerabilidad al quedar más expuestos a distintos abusos.
Estas historias son parte de los testimonios que Save The Children nos comparte en su página web (https://apoyo.savethechildren.mx/ninez-libre-de-trabajo), como parte de una campaña que impulsaron denominada #NiñezLibreDeTrabajo, para concientizarnos de lo que implica el trabajo infantil en todo el mundo, y que van más allá de ideas o frases como: ¡Qué graciosos! ¡Que trabajadores!, cuando vemos a un niño o niña, pintados y vestidos de payasitos en los cruceros viales, cuando los vemos boleando zapatos, limpiando vidrios de automóviles, vendiendo dulces…
Estas actividades son las visibles, las que hemos visto en las calles, sin embargo, existen otras denominadas “explotación laboral infantil y las peores formas de trabajo infantil”, entre las que se encuentran todas las formas de esclavitud, la venta y la trata de niños, la servidumbre por deudas, el trabajo forzoso u obligatorio, el reclutamiento de niños para utilizarlos en conflictos armados, la prostitución, la producción de pornografía infantil.
Actividades todas, en las que frases, como ¡Qué graciosos! ¡Que trabajadores!, pierden toda su dimensión, y nos trasladan a una triste realidad en la que lo que realmente encierran estas frases, ideas o imágenes que nos vienen a la mente cuando los vemos, es un total abandono de las dependencias gubernamentales, de las familias y de la sociedad entera hacia una población que está indefensa ante “todo”.
Ya que como lo pone en evidencia Save The Children en su Atlas de Trabajo Infantil, el trabajo infantil en todas sus modalidades tiene como condición determinante la pobreza, pero esta se ve reforzada por situaciones subjetivas y estructurales como: el ambiente familiar, la entidad federativa donde se vive, la escolaridad de los padres, la migración, las necesidades del mercado laboral y la falta de oportunidades.
Todo esto nos debe preocupar y ocupar porque tristemente, según datos del INEGI
en 2022, había un total de 3.7 millones de niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años en condición de trabajo infantil, lo que derivó en un 42.7% de deserción escolar y sumado a ello la vulneración de todos sus derechos, la pregunta es ¿cuándo se terminará con el trabajo infantil?, la respuesta está en el aire porque en las plataformas electorales, este tema nunca se abordó, ojalá no nos pase como el cuento de Augusto Monterroso y tengamos que decir: “Y cuando despertó, el trabajo infantil, seguía ahí”.
ROSALIA ZEFERINO SALGADO
Asesora en Comunicación Estratégica
e Imagen Pública