Hoy en día vivimos una crisis de seguridad a nivel mundial detonada por el aumento de población, la desigualdad de oportunidades y diferentes factores sociales, políticos, geográficos, climáticos y económicos que están generando mayor delincuencia, violencia e inseguridad.
Y conforme vayamos avanzando en este milenio, se incrementará seguramente si no se toman las medidas necesarias.
Definitivamente, aparte de atender las causas de las mismas como son mayores oportunidades de trabajo y generar un sistema económico donde se creen oportunidades y mejor educación, tenemos que intentar ser preventivos y mejorar los servicios de seguridad. ¿Cómo podemos usar la tecnología para estos casos?
Lo más importante es la información. La información es poder Uno de los grandes rezagos en el país es el poder concentrar la información de todos los delitos en un solo lugar. Esto nos daría una macro base de datos que todas las instituciones podrían consultar y obtener de manera inmediata la información de un posible delincuente. Además, podríamos tener todos los biométricos de todas las personas que generen una infracción grave a la ley y en caso de cometer un delito y tener evidencias, poder identificarlo y localizarlo de forma rápida.
La tecnología en seguridad pública es hoy en día una necesidad imperante. El usar herramientas que permitan recabar, analizar y compartir datos en forma automatizada nos ayudará a evitar errores y será muy relevantes para prevenir y combatir el crimen, así como para mejorar la coordinación entre las autoridades.
Existen varios ejemplos de implementaciones de inteligencia artificial en los sistemas de seguridad y justicia alrededor del mundo. En algunos países se usan algoritmos para predecir el riesgo de reincidencia de los delincuentes, para asignar recursos policiales según el nivel de criminalidad o para detectar patrones de conducta sospechosos.
Sin embargo, el uso de la inteligencia artificial también implica riesgos y desafíos éticos, legales y sociales. Por esta razón, es urgente dialogar sobre los límites del empleo de sistemas automatizados en seguridad y justicia, en especial en países como México, en los que no contamos con suficientes salvaguardas para evitar el uso indebido de la información y violaciones a nuestros derechos humanos fundamentales, como la privacidad.
Otro punto muy importante para una ejecución de la ley de forma eficiente es el realizar la recabación de las evidencias de un delito de forma automatizada y que cumpla con los procesos de cada organismo para evitar errores al levantar las evidencias y biométricos y que en el futuro puedan provocar fallas en un juicio judicial.
También es importante automatizar los procesos de los expedientes con los cuales podamos tener la información para todos los participantes en el juicio de una forma rápida y sin errores. Esto nos ayudaría a realizar juicios más rápidos y sin errores.
La tecnología ha permitido, así, a juzgados y tribunales alrededor del mundo, mejorar la impartición de la justicia, eficientar recursos y ahorrar costos.
Sin duda, la tecnología es de gran ayuda para mejorar la seguridad de un país y ejercer de manera más eficiente y justa la aplicación de las leyes, pero no todo es magia implica un gran trabajo entre tecnólogos, juristas y autoridades para lograrlo.
Octygeek / Alejandro del Valle Tokunhaga
Ingeniero en Electrónica y Telecomunicaciones por la UAM.
alejandro.delvalle@octopy.com