Por Iveth Serna
“It’s a new day in America”, con este mensaje el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, inició la jornada del miércoles 20 de enero de 2021, día en el que, de acuerdo con lo que reportaron la mayoría de los titulares en México y en el mundo, “la democracia prevaleció”.
Lo que ocurre con la democracia es que nunca viene sola y los adjetivos siempre son más fuertes que el sustantivo ¿a qué tipo de democracia se refiere Biden? ¿Qué tipo de democracia entienden los medios? ¿Cuál es la que necesitamos los ciudadanos?
La democracia participativa es aquella en la que los ciudadanos tienen injerencia en la elección de sus gobernantes y las políticas públicas, sin embargo, la participación casi siempre está limitada a la simple emisión del voto.
Por su parte, la democracia liberal se caracteriza por tener una lógica neoliberal en el diseño de políticas públicas centradas en maximizar las ganancias y otorgar grandes concesiones a los capitales, estableciendo Estados cada vez menos sociales en los que los ciudadanos son suplidos por grandes indicadores macroeconómicos. Estamos pues en la era de la democracia participativa neoliberal.
Este tipo de democracia ha generado un aumento de la desigualdad social y la polarización provocada por el neoliberalismo enquistado en los gobiernos sin importar que sean emanados de la izquierda o de la derecha, ha generado también un peligroso incremento del racismo y de la xenofobia, no es casual que en países europeos aparentemente democráticos como Alemania, Francia, Italia o Hungría, los movimientos ultraderechistas estén ganando cada día más terreno bajo la bandera del orgullo nacional.
Lo mismo que en América con el “trumpismo” que sigue latente en Estados Unidos, o casos como Bolsonaro en Brasil, Duque en Colombia, Piñera en Chile o Mario Abdo Benítez en Paraguay, la mayoría de ellos elegidos luego de la caída de gobiernos de la izquierda atravesados por los intereses capitalistas encarnados en Odebrecht.
La mayoría de los estados son políticamente democráticos, pero socialmente fascistas, por eso es importante que surjan innovaciones políticas que amplíen las formas de participación ciudadana que vaya más allá del simple ejercicio del voto, que regrese la vista a lo local y que fortalezcan los modelos nacionales que están perdiendo representatividad y legitimidad.
Necesitamos líderes progresistas interesados en la colaboración para construir una sociedad más justa, interesados en equilibrar la democracia representativa mediante la construcción de un sistema de democracia comunitaria e impulso municipal, donde los ciudadanos asuman el ejercicio político como suyo.
Estamos seguros de que es un nuevo día para América, de que es un nuevo día para los capitales, de que es un nuevo día para los mercados, pero ¿Es un nuevo día para los ciudadanos?