Por Óscar Antonio Roa
Un futuro distópico planteado desde la mente de un escritor realmente polémico como George Orwell y plasmado en un libro publicado el 8 de junio de 1949, este es “1984”.
Se hace evidente que semejante obra literaria esté fuertemente influenciada por la ideología de la posguerra, en gran parte es una mera alusión a los regímenes fascistas de la década de los 30’s, aunque uno de ellos sobrevivió dentro de la propia Unión Soviética, cosa en la cual también se inspiró el autor. Sin embargo, este producto de un análisis crítico de los sistemas políticos de aquella época, se convierte en un texto que va más allá de una simple novela, se plantea una serie de elementos tecnológicos que van fuertemente unidos al ejercicio del poder en el gobierno.
Se trata de un mundo en el cual las personas se encuentran adoctrinadas, todas bajo una misma línea discursiva en la cual “El Gran Hermano” es el símbolo al frente de todo, un referente digno de alabanza, mientras los ministerios de la Verdad, Amor, Paz y Abundancia están encargados de llevar un doble pensamiento, con el objetivo de hacer un adoctrinamiento perfecto que cuadre con la ideología del sistema.
A exactamente 71 años de la publicación de esta pieza literaria, muchos de las cuestiones planteadas se han puesto en marcha en diferentes países, eso no es nuevo, pero la cercanía sobre invenciones como las telepantallas o micrófonos transcriptores de texto, hacen de este libro una verdadera novela distópica con un planteamiento sobre lo fácil que es dejar la libertad en beneficio de una idea impuesta.