El Presidente Andrés Manuel López Obrador se ha visto sometido a muchas presiones en las pasadas dos semanas; primero, por las renuncias en su gabinete, y luego por la declaración de guerra comercial por parte del jefe de la Casa Blanca, Donald Trump.
Además del contexto electoral, las amenazas de Trump deben analizarse a partir de sus pretensiones: quiere que México se convierta en su “border patrol” que impida el paso de migrantes a su territorio y que acepte a todos los deportados.
A nadie extraña la actitud rijosa de Trump, pero en esta ocasión la medida que ordenó contra México de imponer arancel de 5 por ciento (con el agravante de que iría creciendo hasta que se cumplan sus pretensiones) a todas las mercancías mexicanas que ingresen a Estados Unidos, impactó de manera negativa el peso y la bolsa de valores, con repercusiones hasta en la bolsa de Tokio.
López Obrador se vio obligado a dejar de lado la política de mirar para otro lado y envió una misiva al presidente estadounidense para pedir que se abra un canal de negociación; además designó a una delegación de alto nivel encabezada por el canciller Marcelo Ebrard, cuyo primer resultado es la reunión del próximo miércoles con una delegación estadounidense encabezada por el secretario de Estado, Mike Pompeo.
La carta y el envío de la comitiva fueron bien recibidos por la mayoría de los mexicanos, la clase política e incluso representantes de medios de comunicación detractores del propio gobierno; sin embargo, la coyuntura también sirvió de telón para mostrar a cierto grupo que parece no haber dejado atrás el encono derivado de los recientes comicios presidenciales y que olvida que los ataques de Trump no son sólo contra el Gobierno, sino que atentan contra la economía de México e incluso de la del propio vecino del norte.
Incluso ha habido amplio rechazo a autores de mensajes mezquinos, de quienes se mofan de los términos de la carta de López Obrador a Trump o aventuran que México aceptará la imposición de fungir como tercer país a cambio de que no se impongan aranceles a los productos mexicanos. Olvidan que ayudarían más a construir una oposición seria si su análisis y crítica fueran encaminados al bien común más que a sus intereses de grupo.
Las amenazas de Trump también se inscriben en un momento de alta tensión en México. Sin embargo, cabe esperar más ataques del jefe de la Casa Blanca; incluso el propio López Obrador llamó este domingo a no romper la amistad entre ambos países.
Así que el balón lo tiene la comitiva del secretario Ebrard, cuyas opciones son la diplomacia, entendida como una negociación dentro de lo razonable, en la cual ambas partes ceden y ofrecen; pero también hay quienes sugieren la confrontación como estrategia, ya que consideran que esa es la mejor fórmula ante personajes como Donald Trump. Tenso será el trecho de aquí al miércoles.