Columnas
El buque escuela Cuauhtémoc de la Armada de México merece volver a navegar, embarcación emblemática, navío que recorre el mundo llevando mensaje de paz, con la misión de entrenar a nuevos marinos. Admirado por propios y extraños, por mexicanos y extranjeros, por turistas que han tenido la oportunidad de pisar el navío en los puertos donde hace escala.
Buque orgullo de la Secretaría de Marina y de México, estético de la proa a la popa, con sus mástiles altivos, engalanados por sus velas que lo llevan a surcar el mar. Figura esbelta, belleza marina capaz de inspirar a cualquier artista que quiera plasmar en el lienzo su belleza.
Lo más valioso su tripulación, los marinos y su capitán que le dan vida a la nave que porta la bandera tricolor; miles de jóvenes han coronado su enseñanza abordo de la escuela náutica.
¿Cuántas historias podrían contar los tripulantes? ¿Cuántos secretos guardan de lo que han visto en el mar? ¿Cuántos riesgos han sorteado? ¿Será realidad que los marinos encuentran un amor en cada puerto o sólo es un mito imaginado y utilizado por literatos a la hora de escribir sus novelas?
De lo que no hay duda es de la formación y disciplina que caracteriza a los marinos, en mar y en tierra.
Tienen ganado el respeto, hombres y mujeres que visten el uniforme de la institución, con la responsabilidad de resguardar los mares de nuestro país.
Por eso, nada más injusta, arbitraria y absurda la crítica de quienes se apresuraron a sacar conclusiones del accidente del buque escuela sucedido el pasado 17 de mayo, al chocar con el puente de Brooklyn en Nueva York.
Sin la más mínima prueba se atrevieron a cuestionar la capacidad de marinos y marinas, a culpar al capitán del percance. Llegaron al extremo de burlarse con sus comentarios y memes en las redes sociales, la mayoría desde el anonimato y otros con su nombre y apellido, dedicados desde hace meses y años a denostar lo que dice y hace la administración federal en turno.
Pronto quedaron exhibidos ante diversas hipótesis de voces oficiales de los Estados Unidos.
Se dejó la tarea de investigación a la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte, una organización ajena al gobierno norteamericano. En este mes estaría dando su primer informe.
El choque del buque podría haber sido ocasionado por errores del puerto local, por fallas en la máquina de la embarcación o desaciertos del remolcador que también quedó grabado en los videos.
Todavía nada definitivo.
Lo imperdonable son las imputaciones apresuradas.
¿Y se disculparon quienes las hicieron?
Para nada.
Ojalá tengan un gesto de honestidad cuando se den resultados de la investigación y, si el dictamen libra de cualquier responsabilidad a la tripulación, ofrezcan disculpas por la falsedad e infamia de sus comentarios en redes sociales.
Muy lamentable que hayan perdido la vida América Yamilet Sánchez (20 años) y Adal Yair Maldonado (23 años).
Corresponderá a la autoridad estadounidense dar los pormenores, deslindar responsabilidades.
El velero Cuauhtémoc fue lanzado a la mar en 1982, hace 43 años, cerca ya del medio siglo.
Seguro se hará una valoración de toda la embarcación, pero hasta ahora no hay duda de que ha cumplido su misión escolar, pacífica y amigable con todas las naciones que visita. Tiene ganado el boleto para seguir surcando los mares.
Es un navío insignia de México.
Twitter y TikTok: @zarateaz1