El 12 de enero de 2010, a las 16:53:09 hora local, se registró un terremoto de 7 grados en escala de Richter cercano a Puerto Príncipe, mismo que dejó, según cifras oficiales, 316 mil muertos, 350 mil heridos y más de 1.5 millones de damnificados. En Puerto Príncipe se estima que murieron 200 mil personas, que en ese entonces representaba el 20 por ciento de su población.
Para darnos una idea de la dimensión del desastre, es como si un terremoto en la CDMX provocara la muerte de 1 millón 777 mil personas aproximadamente, como referencia, en el sismo de 1985 perecieron 10 mil. El terremoto de Haití está considerado categoría XII en la escala de Mercalli.
Hablaré sobre mi vivencia al haber pertenecido a la Misión Uno de México, por tener honor de encabezar la delegación de la Ciudad de México, gracias a la confianza del Lic. Marcelo Ebrard, en ese entonces Jefe de Gobierno.
Lo primero, es que entre la mayoría de los funcionarios que se dedican a la Protección Civil se puede generar sinergia, además se vencen diferencias políticas y partidistas. El Dr. Moreno Brizuela, secretario de Protección Civil del entonces DF y Laura Gurza, coordinadora nacional de Protección Civil, con gran institucionalidad se coordinaron para que pudiéramos responder a la población de Haití junto con las dependencias federales, la Cruz Roja, el Estado de México y Jalisco.
El obstáculo inicial al que nos enfrentamos es la burocracia dentro de la burocracia, es decir, a pesar de haber solicitado equipo de comunicación satelital el que nos proporcionaron no era el indicado, por lo que volando sobre el Atlántico tuvimos la necesidad de comunicarnos a través de mis teléfonos celulares para actualizar el plan de vuelo; hago mención de este detalle porque así nos fuimos enfrentando a varios obstáculos. Sin embargo, he de reconocer la preparación y profesionalismo de la Armada de México, quienes cumplieron satisfactoriamente en esta misión humanitaria.
Las fuerzas armadas de los Estados Unidos asumieron el control del aeropuerto de Puerto Príncipe debido a que había sufrido daños considerables y no contaba con la torre control, por lo que través de equipo especial de comunicaciones controlaban el tráfico aéreo de los aviones de los distintos países que llegaban con apoyo para el pueblo haitiano.
En virtud de la saturación del aeropuerto y las condiciones de acomodo de las aeronaves, mantuvimos un sobrevuelo de dos horas sobre Puerto Príncipe para que finalmente nos señalaran que no podíamos aterrizar. Dadas las circunstancias, nos dirigimos al aeropuerto de Santo Domingo, donde nos indicaron que estaban saturados y que debíamos ir a Jamaica, nuestro principal problema es que no contábamos con suficiente combustible para llegar a ese destino, por lo que tuvimos que hacer un aterrizaje de emergencia en Santo Domingo…
EN POSITIVO, cabe resaltar que ante los desastres, la mayoría de los funcionarios se olvidan de la política y todos se vuelven México.