Al doctor Raúl Contreras Bustamante, por su confianza y apoyo.
Hace unos días conmemoramos el aniversario de la Constitución de 1917, documento que sentó las bases de la actual división de poderes, fijó un paradigma en el mundo para el establecimiento de los derechos sociales en un texto de esa magnitud. Promulgada por el entonces presidente, Venustiano Carranza, en el Teatro de la República en Querétaro, hoy, a 104 años de su entrada en vigor, nos preguntamos cuál ha sido el apego de nuestro actuar como Estado y sociedad a lo largo de más de un siglo.
A lo largo de nuestra historia, hemos transitado por cambios importantes; no obstante, tal como menciona el doctor Raúl Contreras, la institucionalización de nuestra Carta Magna nos ha regido a lo largo de más de un siglo, a través del espíritu de reivindicación social, de los principios de paz, de la libertad de justicia y democracia de todo un pueblo, así como por los valores y creencias que han orientado la vida de nuestra nación.
Bajo estos cambios que se han suscitado, la Constitución no puede ser estática, sino que mantiene cierto dinamismo que avanza conforme a la realidad política, jurídica y social de México. Sin embargo, en la realidad aún existen diversas asignaturas pendientes que no han logrado su cristalización.
Con más de 730 reformas a la fecha y a pesar de ser algunas de ellas innecesarias, la mayoría de estas modificaciones ha permitido consolidar un proceso de madurez institucional, cuya importancia reside en las transiciones que nos han permitido llevar el curso de los objetivos que nos dieron origen como Estado, es decir, en recurrir a los valores y principios que otorguen legitimidad a los procesos destinados a fortalecer nuestra democracia como país y nuestro desarrollo como sociedad.
No cabe duda que, con tantas adiciones a sus artículos, el texto actual supera con creces al original y, por ello, tenemos como resultado un texto desordenado y descuidado para su lectura. En virtud de lo anterior, vale la pena retomar la propuesta que hicieron hace algunos años, Héctor Fix Fierro (q.e.p.d) y Diego Valadés, cuyo objetivo se centra en reordenar y rediseñar el texto constitucional para hacerlo más claro y complementarlo con la elaboración de una “Ley de Desarrollo Constitucional”, en la que se incorporarán algunas normas que amplían innecesariamente el documento constitucional que hoy nos rige.
Indudablemente, los problemas que afectan a nuestra Constitución en la actualidad, deberán adquirir nuevas formas que tengan como fundamento al consenso político y social; de modo que, rediseñar un panorama más amplio para las administraciones y generaciones futuras, sea una tarea que nos competa a todos desde los diferentes lugares que ocupamos, pues es tarea de todos conocer y estudiar la trascendencia de nuestra Carta Magna.