Columnas
@onelortiz
https://youtu.be/KmJkifP4Xbk?si=T9YoIjJe6b2zz4ty
Como ocurre cada tres o seis años, después de la definición de candidaturas a puestos de elección hay pocos felices y muchos enojados. Dramas personales o de grupos, de los cuales nos enteramos por los trascendidos en las redes sociales o por declaraciones a los medios de comunicación.
En Morena, al ser el partido mayoritario, al venir de un movimiento social, al utilizar las encuestas y la tómbola para designar a sus candidatos, controla mejor los brotes de inconformidad o al menos eso ocurría hasta el momento.
Morena lo hizo bien al designar a su candidata presidencial, porque al final, Marcelo Ebrard se integró al equipo de campaña de Claudia Sheinbaum. Lo hizo bien en la designación de su abanderada a la jefatura de la CDMX, de los ocho gobiernos estatales en disputa y de las primeras fórmulas al Senado en esas nueve entidades federales.
La cosa cambió al elegir al resto de senadores, diputados federales y diversas candidaturas. Hay propuestas muy interesantes y representativas, pero hay un puñote de “negritos” en el arroz. Al hacer cuentas el abanico de representación social morenista disminuyó respecto a 2021 y por supuesto,respecto a 2018. Miraron más a la derecha y a los partidos, que a la sociedad y a la militancia a la hora de armar las listas.
No perdamos tiempo repasando los nombres de aliados de ocasión, chapulines, hijos, esposas, hermanos, novias y demás lastres políticos que aparecen en las listas morenistas. Ahí están y ahí se quedarán por el azar y por la política, aunque con el paso de los días sea evidente que son peso muerto sobre los hombros de Claudia Sheinbaum.
Mencionemos a los que faltaron y que deberían estar en algún puesto legislativo, como Rafael BarajasEl Fisgón, Paco Ignacio Taibo II, Epigmenio Ibarra, Jesús Ramírez, Pablo Gómez, o jóvenes como Juncal Solano y Eurípides Flores. No están líderes obreros, defensores de derechos humanos, representantes de las madres buscadoras o de los normalistas de Ayotzinapa; faltan representantes de los transportistas, pescadores o campesinos; así como, integrantes de la diversidad sexual. La decisión de abrir el partido es correcta, pero se les paso la mano.
Las direcciones de Morena tomaron su decisión, hacen bien al pedir el voto parejo, pero la militancia y los simpatizantes del movimiento tendrán la última palabra respecto a quien respaldan.
Si en los próximos tres meses los candidatos se aplican, logran conectar con la militancia y la sociedad, el Plan C podría estar a la vuelta de la esquina, pero si simplemente los candidatos esperan a que los votos les caigan por el efecto López Obrador y el trabajo de Claudia, puede haber más de un sorprendido. Eso pienso yo, ¿usted qué opina? La política es de bronce.