El INE dejó ir la oportunidad de encabezar un proceso de legitimación convocando a todos los actores políticos, a todos los gobiernos, para que desde su trinchera colaboren para llevar a buen puerto la consulta para la revocación de mandato. Ahora, desde el Poder Ejecutivo, el presidente Andrés Manuel López Obrador, les mostrará el camino de la austeridad republicana, al que tanto miedo le tienen.
Entender la transición a la democracia, sin reconocer la participación del INE es tanto como hacerlo sin tomar en cuenta la aportación de grandes hombres como el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas o el propio Andrés Manuel López Obrador. Es una estructura sólida y bien diseñada que ha sabido involucrar a la sociedad en el proceso electoral, legitimando su actuar. Hay mucho por rescatar, por reconocer, pero también hay mucho que mejorar. Empezando por una verdadera independencia del poder político.
En sus inicios, Salinas mantuvo un férreo control, Ernesto Zedillo entendiendo mejor la realidad nacional fue el verdadero artífice de la transición desde el poder, no por convicción, sino porque se le caía el país a pedazos. La era Fox-Calderón fue un claro retroceso, gestó y consolidó el fraude de 2006 y permitió la burda operación para imponer a Peña Nieto en 2012. Se vio de todo, desafuero, telenovelas, enconadas campañas del poder económico, Monex y una clara inclinación de la mayoría de los medios de comunicación, mientras el IFE era mudo testigo.
Quedó tan desprestigiado que fue necesario rebautizarlo como INE y corregir algunos vicios que tanto daño hicieron en esos procesos electorales, intentando meter en cintura a los poderes fácticos locales que tenían órganos electorales a modo y evitando la contratación de espacios en medios de comunicación con fines electorales.
La estructura, los procedimientos, el personal capacitado y las facultades ya se tienen, hace falta adelgazar su estructura, hacerlo eficiente y austero. Y para ello, el presidente López Obrador se pinta solo. Lo que viene es una propuesta de austeridad preparada desde el seno de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a cargo de Rogelio Ramírez de la O, muy puntual y pegando justo donde les duele a los Consejeros encabezados por Lorenzo Córdova, pero sobre todo, revisando los excesos que tanto lastiman al pueblo de México.
El INE pudo haber evitado ser evidenciado, pero pensó que podría sortear este proceso manteniendo los niveles de confort a los que están acostumbrados. Han sido privilegiados desde su origen, no se les ha escatimado nada, no saben lo que es tener que contar las hojas y cuidar el tóner, trabajar en espacios reducidos, compartir vehículos y cuidar la gasolina, usar su propio celular, sin tantos asesores, sin tantos viáticos y con sueldos apegados a la realidad nacional.
Por supuesto que la Secretaría de Hacienda va a apoyar con recursos para la realización de la consulta, pero antes tendrán que demostrar la voluntad de generar ahorros verdaderos. De este modo, la austeridad toma por asalto a uno de los institutos privilegiados del país, que mucho ha contribuido a la democracia, pero que ya necesita ser reformado y adecuado a la Cuarta Transformación que vive México.
Y de eso se encargará la reforma electoral que propone el presidente Andrés Manuel López Obrador. En el Congreso de la Unión se viven tiempos de transformaciones revolucionarias, sin romper un solo cristal.
ENTRE GITANOS.
1) La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, se ha mantenido firme ante los embates opositores que buscan generar pánico y cerrar nuevamente las actividades productivas, causando así un daño irreparable a la economía de la Ciudad. Calcularon mal, ella no responde a presiones, si no a evidencia científica.
2) Muy articulados, con una estrategia clara y con muchos recursos, vemos a los diputados panistas Christian Von Roehrich y Federico Döring. Todos los días atacan al Presidente y a la jefa de Gobierno. Es su estrategia de posicionamiento rumbo al 2024 y necesitan colgarse de la 4T.
*Especialista en Ciencia Política y Gobierno.
avilezraul@hotmail.com