Hoy la atención mediática se da en varios puntos del mundo: En Davos, inicia el foro económico en su edición número 50 como el encuentro más sustentable y Donald Trump, mago de la estrategia, ya adelantó a su llegada a Suiza que “EU es el mejor del universo”, por consiguiente él debe seguir siendo el presidente de la nación más poderosa del mundo porque si de egos se habla el suyo no cabe por la puerta.
Ganará, por las horas de diferencia en Suiza, al manejo que le dé a su impeachment, mientras en Washington después inicie en el Senado el juicio político en su contra. El presidente de EU ha marcado los tiempos a su equipo legal para que sea absuelto de “obstrucción al Congreso” y “abuso de poder” en el caso Ucrania; hay 53 votos de republicanos contra 47 de los demócratas; será entonces que, si todo sale favorable para Trump de acuerdo a su agenda, entrará a la Cámara de Representantes el próximo 4 de Febrero para su informe de Estado que guarda la nación, como emperador tras ganar la guerra, disfrutará como nadie estrechar la mano de su rival política y quien lo ha traído cortito, siempre con la ley en mano, la señora Pelosi. Este es el escenario del mandatario, lo sorpresivo sería 67 votos a favor del SÍ y el vicepresidente Mike Pence asumiría el cargo como presidente y adiós reelección.
Otro punto de la atención mediática en el que sin lugar a dudas se marca una nueva era es Londres: el príncipe Harry cimbró a la monarquía y nunca se pensó que su esposa Meghan provocara una revolución dentro de la corona británica en menos de dos años. Es entendible que Harry al ver el acoso mediático hacia Meghan reviviera la pesadilla que llevó a su madre a la muerte; no quiere repetir la historia y para él, aunque no era lo que deseaba, perderá igual que Lady Di el título de “su Alteza Real”, pero gana libertad, gana tener una propia agenda y, como él lo dijo, gana el tener una vida más pacífica.
Harry ha sentado un precedente, algo que no se veía desde la abdicación de Eduardo VIII en 1936. Además el Duque de Sussex cuenta con el carisma y su vocación por las causas humanitarias como su mamá; se dice que los Sussex podrían tener su propia productora y vender su propia historia es una mina de oro. Antes de salir rumbo a su nuevo hogar en Vancouver, el príncipe se reunió con el primer ministro Boris Johnson, y sí, ahora la ciudad canadiense será sede de paparazzis porque este show, como el de Donald Trump, apenas comienza.