El estudio de los órganos de justicia durante mucho tiempo pareció estar a cargo únicamente de los juristas, los profesionales de la Ciencia del Derecho. El positivismo jurídico predominante durante casi todo el siglo pasado, pretendía excluir al Poder Judicial como objeto de estudio de otras Ciencias o disciplinas sociales.
En esa etapa, los profesionales del Derecho generalmente estudiaban la estructura, funciones, competencias y otras características de los Poderes Judiciales, en modo descriptivo, pero no crítico.
Afortunadamente, en forma paralela, otras disciplinas científicas se encargaron también de abordar los estudios sobre la judicatura, tomando vertientes de análisis como la necesaria independencia judicial, la ideología de los impartidores de justicia, o el comportamiento judicial. Esta última categoría de estudios se encarga de intentar entender las razones por las que los órganos de justicia deciden como deciden, es decir, el por qué de la toma de decisiones judiciales que se ve reflejada en las sentencias.
La idea no es exactamente “predecir” las resoluciones de los Tribunales a partir de conocer el perfil de los jueces, sino entender de manera estructural las razones por las que los aparatos de justicia toman cierto tipo de determinaciones (decisiones judiciales) de manera sistemática.
Richard Posner, jurista estadounidense (quien además ha tenido durante muchos años el carácter de Juez en la Corte de Apelaciones de Chicago), en su obra “¿Cómo deciden los jueces?” (2011) plantea nueve teorías que intentan explicar el comportamiento judicial para tratar de comprender las razones por las cuales los jueces deciden los asuntos en la forma en que lo hacen, tomando en cuenta los incentivos o falta de éstos, para asumir una conducta más o menos conservadora.
Seguir los precedentes judiciales, observar cómo deciden otros jueces en las decisiones de mayoría, alinearse a una ideología política vinculada con su designación, apegarse al texto de la ley en forma rígida, o no perder el estatus, posición o ingreso económico que representa la función que desarrollan, son algunos de los elementos que explican en muchas ocasiones, que los jueces no se “arriesguen” con sus resoluciones a ir más allá y lleguen a ser verdaderos garantes de los derechos humanos o del estado democrático de derecho.
Por esas razones, si se quiere mejorar el sistema de impartición de justicia, es necesario requiere un rediseño total de de los aparatos judiciales, con el fin de desarticular cualquier “incentivo perverso” que lleve a los jueces automáticamente a su zona de confort. Ello sin demeritar la carrera judicial, pero fomentando la visión de ética y servicio a la sociedad, que debe acompañar a toda función pública.
Flor de Loto: Al estudiar las razones por las que los jueces o Tribunales deciden de la forma en que lo hacen, podemos buscar incentivos para una mejor Impartición de Justicia.