El día de hoy, concluimos el complicado año 2020, un año que nos sorprendió a todos en cualquier sentido de la palabra y en todos los ámbitos de nuestras vidas. Finalizaba el año 2019 y en México llegaban las primeras noticias de una nueva enfermedad desde una ciudad de nombre Wuhan, en China. Más tarde, la Organización Mundial para la Salud (OMS) le dio un nombre que hoy, para todos es familiar y aterrorizante: SARS-CoV-2, misma enfermedad que el 11 de marzo fue declarada como pandemia.
Millones de personas en todo el orbe hemos tenido que adaptar nuestra cotidianidad para reducir el riesgo de contagio. Los saludos se han cambiado por manos en el pecho, las reuniones se concentran en plataformas electrónicas, los romances se reducen a Whatsapp y los abrazos se ahogan en la esperanza de mejores momentos. Y es que, “el miedo no anda en burro”: al 30 de diciembre, el Covid-19 había terminado con la vida de 123 mil 845 personas en México y si a eso le sumamos los efectos negativos en la economía, no es de sorprender que la prescripción de antidepresivos se haya incrementado notablemente. Para aquellos que nos gusta leer e interpretar cifras, estar al tanto de los pronósticos del Banco Mundial nos obliga a acompañarlos de un buen té de valeriana, porque nos anuncian que antes de 2021, la actividad económica de las potencias se habrá contraído un 7% y para México será de 7.5%.
Durante 2020, la crisis sanitaria ha dejado estragos en la economía mexicana y en el sector Salud se han acentuado las diferencias y deficiencias en los servicios provistos a la población. En un país como México, en donde poco más de 5 de cada 10 personas laboran en la informalidad, el impacto en la pérdida de empleos y el cierre de negocios resultó aún mayor.
Afortunadamente, desde que la OMS declaró el brote de Covid-19 como pandemia, inició la carrera para fabricar una vacuna. En tiempo récord, se pusieron en marcha pruebas de efectividad que ya dieron autorización a la aplicación masiva de dos vacunas: la Sputnik V y la creada por las empresas Pfizer y BioNTech, esta última, empezó a ser utilizada para inmunizar a la población del Reino Unido, el 8 de diciembre y en México su aplicación llegó como regalo de Noche Buena, el 24 de diciembre.
A pesar de lo positiva que resulta esta noticia, lo cierto es que volver a la “normalidad” tomará algún tiempo. Esta pandemia seguirá teniéndonos en vilo cual película de Hitchcock, principalmente, por las limitaciones que enfrente el proceso de vacunación y el surgimiento de una nueva cepa cuya transmisión es más veloz que con la que hemos venido lidiando este año.
El próximo año, se desafiará de nuevo a la humanidad, a la ciencia y, sobretodo, a la solidaridad y la responsabilidad de toda la sociedad, que tendrá que hacer acopio de toda su fortaleza, para seguir atravesando esta tormenta que no por larga, se le ve aún el fin.