Muchos de los que el lunes se burlaron de la caída de Zoom y criticaron el inicio del ciclo escolar de una manera inédita a través de la TV, creen que la realidad de todo el país es la misma que se vive en muchas colonias de cualquier ciudad mexicana.
Como sabes 92% de los hogares cuenta con al menos un televisor, pero casi la mitad de las casas del país no tienen internet. Por eso sigo aplaudiendo la decisión del Gobierno federal de concentrar en la tv privada gran parte del esfuerzo de difusión de contenidos educativos.
Una de las empresas que desde el inicio se comprometió con la educación fue Televisa, que de inmediato apoyó el proyecto a través de la señal del 5.2 para transmitir los contenidos para Preescolar y Primaria de 1o a 6o grado.
Afortunadamente la educación a distancia es ya una realidad en el país y con el inicio del nuevo ciclo escolar quedó en evidencia la necesidad de incorporar herramientas tecnológicas que permitan apoyar el acceso al conocimiento. En ese contexto y con un limitado acceso a internet en México, la industria de la televisión significa un gran apoyo para potenciar este gran esfuerzo de gobierno, empresas privadas y públicas; para hacer que 30 millones de jóvenes continúen sus estudios en plena epidemia.
Pero ¿por qué llegamos a esta disyuntiva? La respuesta está en la falta de competencia en telecomunicaciones. Por eso, cuando el senador Ricardo Monreal presentó su iniciativa para fusionar los organismos reguladores de competencia, dije entonces (y lo sostengo) que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) se ha quedado muy corto en sus medidas regulatorias para reducir el poderío del preponderante en el sector.
Hoy lo confirmo, el regulador sigue pateando hacia delante la efectiva regulación que limite la preponderancia en telecomunicaciones, incluso generando la osadía de querer echar atrás la reforma del sector. No niego que hay éxitos de la reforma, pero estas son a pesar y por encima del regulador que funge más como un instituto estadístico y promotor de las telecomunicaciones.
La semana pasada los especialistas de The CIU explicaron que, por ejemplo, Telcel tiene menos líneas, pero gana más dinero que antaño y si bien tiene 72% de participación de mercado contra el 73% que tenía hace seis años, sus ingresos promedio por usuario del segundo trimestre de 2020 son los más altos de la industria con 146 pesos al mes. ¿Dónde ha quedado la competencia?
Pero hay todavía esperanza porque la Comisión Federal de Competencia Económica intenta reivindicarse y finalmente le entró a la investigación por la posible realización de prácticas monopólicas relativas en el mercado de servicios de publicidad digital. Llevo años diciendo que las empresas digitales en el mundo casi se han convertido en un cartel. Ojalá y en esta lucha México no se rinda.