Columnas
En el bullicio de Ciudad de México, donde los colores, sonidos y sabores compiten por la atención de los transeúntes, hay un rincón tranquilo que invita a sumergirse en un mundo de sutileza y elegancia: el Museo del Perfume, ubicado en la pintoresca calle de Tacuba 12, más conocida como "La calle de los Perfumes".
Pero más allá de su valor histórico, este museo también nos invita a reflexionar sobre la importancia de los aromas en nuestra vida cotidiana. ¿Cómo influyen en nuestro estado de ánimo, en nuestras interacciones sociales, en nuestros recuerdos más preciados? Al explorar las diversas exhibiciones y participar en talleres interactivos, los visitantes tienen la oportunidad de profundizar en su comprensión de este arte intangible pero poderoso. Desde la extracción de aceites esenciales hasta la combinación de ingredientes para crear nuevas y emocionantes fragancias, este espacio nos recuerda que el arte del perfume es verdaderamente una forma de alquimia moderna.
En un mundo cada vez más dominado por lo visual y lo auditivo, el Museo del Perfume nos desafía a prestar atención a un sentido olvidado: el olfato. Nos invita a detenernos, a respirar profundamente y a apreciar la riqueza y la complejidad de los aromas que nos rodean. En este sentido, este museo no es solo un lugar para visitar, sino también un recordatorio de la importancia de conectarnos con nuestros sentidos en un nivel más profundo y significativo.
Este 2024 hasta el 31 de marzo, los amantes del arte del perfume tendrán la oportunidad de sumergirse en un viaje olfativo a través de historias de amor eterno y pasiones efímeras. La exposición presenta piezas emblemáticas que han capturado la esencia misma de los romances a lo largo de los siglos, desde los más legendarios hasta los más íntimos.
Entre las piezas más destacadas se encuentra el flacon de Astris / LT Piver, elaborado en cristal de Baccarat, que se erige como testigo silencioso de amor a lo largo del tiempo. Asimismo, el clásico Shalimar de Guerlain, inspirado en la historia de amor del emperador Sha Jahan y su esposa Mumtaz Mahal, transporta a los visitantes a los exuberantes jardines de Shalimar donde nació un amor eterno.
La exposición también rinde homenaje a las historias de amor contemporáneas, como la de Ernest Daltroff y Félice Wanpoullie, inmortalizada en el perfume N'aimez Que Moi de Caron, una declaración olfativa de amor misterioso y complicidad.
El Museo del Perfume en Ciudad de México no es solo un destino turístico, sino un santuario para los amantes del arte, la historia y la belleza sensorial. Es un lugar donde los sueños se mezclan con la realidad, donde el pasado se encuentra con el presente, y donde los aromas nos guían en un viaje inolvidable a través de la esencia misma de la humanidad.
Cuéntame de tus descubrimientos al viajar, me encuentras como @taferdelgadillo