“La revolución ocurre cuando la víctima deja de cooperar”, Karl Hess.
Lo primero que exige una víctima ante un agravio es “justicia”; sin embargo, una vez que lo sufre, los ciudadanos inician el viacrucis del horror desde el primer contacto con las autoridades, sean municipales, estatales o federales, para prontamente caer en los aspectos más escalofriantes de la administración de justicia en México que pasan por los cuerpos de seguridad, el coyotaje legal, las fiscalías, los sistemas penitenciarios hasta la posible reparación del daño; siempre en acompañamiento de la ineptitud y la corrupción.
Somos un país en “transformación” donde cada año se suman 24.7 millones de personas que son víctimas de algún delito. Y que de forma acumulada poseemos el récord de más de 61 mil personas desaparecidas (reconocidas) en los últimos años. Además de ser señalados como un país que no cumple con los estándares mínimos para la eliminación de la trata de personas, donde el 96 por ciento de las víctimas son mujeres y menores de edad. Peor aún, México también se distingue por aportar al mundo el 60 por ciento de la producción global de pornografía infantil.
Por ello, no es menor lo que está sucediendo en el Estado mexicano en materia de derechos humanos; desde la designación de la nueva titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, pasando por el agravio del Ejecutivo al movimiento de “verdad, justicia y paz”, con la pretensión de eliminar al Conapred, así como por la publicación del decreto que formaliza que las fuerzas armadas deben apoyar en las labores de seguridad pública para enfrentar la inseguridad y la violencia, hasta la reciente renuncia de la Comisionada Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV).
Ésta última, advierte que “la CEAV fue creada, sobre todo, para atender a las víctimas de desaparición forzada, tortura, trata, ejecución arbitraria y otras violaciones graves a derechos humanos quienes requieren del acompañamiento decidido de todo el Estado Mexicano. Desafortunadamente su vocación humanista se pervirtió… por una fórmula clientelar, centrada en el reparto de recursos económicos, usando el dinero para pagar la falta de verdad y justicia…” (“renuncia al cargo”, Dra. Mara Gómez Pérez, 23 de junio 2020).
Y aunque no lo parezca, detrás de la renuncia hay un llamado urgente al Estado mexicano, pues en el fondo advierte con valor “revolucionario” que cualquier proceso de pacificación sin justicia en el país fracasará. Y hoy, lamentablemente, después de más de un año y medio de gobierno, se sigue viendo a las víctimas desde la agenda electoral.
“YO ORDENÉ”
Ahora que ya conocemos una versión nueva sobre lo que sucedió durante la detención de Ovidio Guzmán y sobre quién tomó la decisión de liberarlo, valdría la pena poner especial atención sobre lo que está sucediendo en Guanajuato.
Todo parece indicar que contrario a lo que ya saben los “señores del narco”, es probable que El Marro aún piense que la suerte lo acompaña; sin embargo, su caída ya juega en la lógica electoral que busca a toda costa resultados en materia de seguridad pública. El líder del Cartel de Santa Rosa de Lima está a días de ser parte central de una conferencia mañanera.
“UNA CRISIS COMO NUNCA OTRA”
El día de ayer el Fondo Monetario Internacional actualizó las perspectivas de la economía mundial postcovid, donde se estima que México decrecerá -10.5 por ciento de su PIB, también estima que la deuda bruta para México representará 65.9 por ciento de toda nuestra economía. Ante ello, el presidente acierta: “¿Cómo no vamos a estar optimistas?” Lo contario, sería suicidio.